En este momento estás viendo Vivir inmerso en el Samsara

Vivir inmerso en el Samsara

  • Categoría de la entrada:Sin categorizar

Sesha: Intentaré nuevamente explicar en un lenguaje de ejemplos el hecho de que no existe un “yo” que realice la acción. ¿Recuerda algún sueño que por su naturaleza hubiese sido intenso y real mientras acontecía?

Estudiante: Recuerdo cómo escalaba la pared de una montaña junto con algunos compañeros. Tanto el paisaje como los acontecimientos ocurridos allí fueron muy reales.

S: Partamos del hecho que mientras el sueño opera, ha de considerarse a los acontecimientos allí registrados como reales, y cuando despiertas se verán como ilusorios, esto es, los entes percibidos en sueño parecen reales mientras sueñas y son inexistentes al despertar. Los eventos del sueño no perduran como entes independientes existiendo al despertar. Es a causa de dicha carencia de continuidad de existencia que se les otorga a los objetos oníricos el estatus de “irreales”.

Mientras trepas por la pared rocosa sientes su consistencia física y eres capaz de esforzarte continuamente en vencer la ley gravitatoria que opera en todo lo que te acompaña y te rodea. Nota cómo cualquier piedra que se suelte es impelida a caer, e incluso tú mismo lo harás si por alguna razón no te sostienes.

Comentaste que en el sueño había compañeros con quienes intentabas también escalar. ¿Actuaban por ellos mismos y con voluntad propia, o lo hacían tal como tú lo deseabas?

E: No, actuaban por ellos mismos siguiendo sus propias apreciaciones de lo que observaban. Cada uno posee su técnica al escalar; se diferencian entre ellos. Incluso algunos se mueven con una técnica que ni yo mismo puedo emular.

S: Sin embargo, era tu sueño y ellos tu creación. ¡Has promovido un espectáculo digno de tus propios anhelos! Advierte cómo en tu mente interactúan alternativamente personajes con estructura psíquica propia, una pared rocosa con características físicas propias, y todo ello junto a leyes naturales como la gravedad que completan el panorama. ¿Entiendes que logras entretejer contenidos oníricos físicos, psíquicos y lógicos para crear una atmósfera aparentemente real mientras escalas la montaña? Los recuerdos que evocas mientras duermes conforman un entretejido que genera un universo. Tu memoria continuamente ofrece material donde enmarca la creación que adviertes. Tu “yo”, junto con los demás egos oníricos de tus compañeros, son el producto de un juego que no adviertes mientras sueñas. Los acontecimientos que tu mente entrelaza están encadenados por la vivencia de pasadas experiencias y todos ellos se eslabonan mentalmente unos a otros. Dicho eslabonamiento, que opera en vigilia gracias a la actividad del karma, te permite conseguir material para construir tus sueños. Tu “yo” onírico y el de tus oníricos compañeros son eslabonamientos momentáneos que se advierten como reales en tu mente mientras duermes. Nota entonces que tu “yo” vigílico es memoria en estado dinámico relacionada por karma.

Dime, ¿acaso tus amigos actúan realmente mientras escalan?

E: ¿Realmente?… realmente no. Aparentemente, en el sueño sí.

S: Entonces, ¿qué o quién aparentemente actúa?

E: No lo sé.

S: El Advaita afirma que quien actúa son las gunas. Son las gunas el material con el que la conciencia, en forma inteligente (devas), impulsa el movimiento, la evolución y la acción. Las gunas son el ropaje de maya, la ilusión; los devas son la inteligencia que mora en maya. La falsa identificación del individuo le hace creer que es él quien ejecuta la acción. Dicha forma errónea de percibir el mundo le lleva a inducir, gracias al karma y su eslabonamiento de causa y efecto entre actor y acción, un sentido de continuidad egoica que le hace vivir inmerso en samsara.

El individuo realmente no actúa, son las gunas quienes lo hacen. El individuo es realmente Atman, ser absoluto No-dual, que por ignorancia (agnana) se identifica erróneamente con la acción afirmando: “yo hago”, y quien ignorantemente realiza la acción buscando su resultado. Esta falsa identificación le lleva a ligar acto y consecuencia (karma), y lo atrapa en las fauces de las inacabadas e infinitas consecuencias (samsara).