No son muchos los maestros que logren la libertad. La humanidad es testigo de la aparición de un par de maestros de semejante porte en cada generación o en la suma de varias. La mayoría de aquellos experimentadores del Ser mueren completamente anónimos, protegidos en montañas o selvas. Es difícil encontrar alguien que experimente la No-dualidad y sea compañero de una sociedad que se escabulle en la fantasía y la imaginación.
Dependiendo de su particular prarabdha karma, cada maestro puede o no sintonizar con una serie de shaktis, o poderes parapsicológicos, que reporta su estado interior. Por ello, hay quienes fácilmente pueden realizar actos que parecieran mágicos, cuando en el fondo no son más que los resultados de su propia realización interior.
Sin embargo, no todo shakti surge de un desarrollo interior. Muchas personas pueden desarrollar algunos poderes por simple ejercitación, tal como hay quienes, interesados en modelar su cuerpo, van a diario al gimnasio hasta lograrlo. Son procesos de años o vidas, pero finalmente se puede lograr, por ejercitación y gracias al constante anhelo que llevó a la consecución de un don que solo la disciplina podría otorgar.
La mayoría de maestros apenas sí logran el vislumbre alternativo, por horas y tan solo algunas veces en su vida, de la No-dualidad asociada a la Meditación. Sin embargo, otros apenas sí conocen la Concentración. Conozco varios que, habiendo dominado apenas la Observación Interior, presumen en sus libros de haber alcanzado la Iluminación.
El samadhi, esto es, la obtención de un grado superior de Meditación, es tan solo una ejercitación. Es la obtención perpetua del samadhi lo que conlleva a la obtención final de la Iluminación. Llegar a meditar no abre las puertas de par en par a su establecimiento. Son años sin cuento los que la mente y el sistema nervioso requieren para finalmente posarse por siempre en dicho estado.