Estudiante: Tu libro Meditación, teoría y práctica lo he leído muchas veces, sobre todo los apartados de Observación, Concentración y Meditación. Yo no he tenido la suerte de viajar por ninguno de esos estados. A veces me doy cuenta que estoy pensando, pero tengo que realizar el esfuerzo y estar atento a mí. No tengo viveka, discernimiento metafísico, o no creo que lo tenga, pero sí me doy cuenta cuándo pienso y cuándo esa voz que parezco yo habla dentro de mí. En cambio, los sentimientos actúan fugazmente, no los capto; así como un pensamiento puedes descubrirlo y saber que es solo un pensamiento, un sentimiento es mucho más rápido, me invade la mente y de inmediato actúa sobre el cuerpo, y no me ha dado tiempo ni a verlo venir…
Sesha: Eres observador de tu mente, eso es correcto. Tu voz interior indica el excesivo acto reflexivo que te acompaña en tu vida cotidiana. No te hagas problemas, convierte tu sadhana, tu práctica habitual diaria, en una y otra vez regresar a tu experiencia presencial. Los hábitos adquiridos por épocas sin cuento llevan a adoptar tipos de respuestas profundamente condicionadas. Nos convertimos en esclavos de nuestro pasado a medida que afianzamos el condicionamiento.
Estudiante: Estoy leyendo tu libro Cuántica & Meditación y me ha surgido una duda cuando hablas del antakarana. Dices que la voluntad colapsa las infinitas informaciones existentes sobre una idea, generando los pensamientos, pero no todos los pensamientos son voluntarios. ¿Cómo se explicarían los pensamientos involuntarios?
Sesha: Los pensamientos involuntarios provienen de la inercia propia de los hábitos inconscientes. Dicha inercia posee un dueño asociado a la gestión del impulso. De igual forma que no recuerdas eventos de tu niñez o simplemente no ves el mundo como en tu adolescencia, así vas cambiando y adaptando tu personalidad a nuevos condicionamientos. Los antiguos hábitos reposan, mientras tanto, como un mar de potencialidad a la espera de salir un día a la esfera consciente.