Cuando el Sujeto se proyecta más allá del límite virtual sensorio y contacta con los Objetos externos, puede afirmar, como Sujeto consciente, que conoce el ambiente denominado “fuera”.
En la vigilia existe una intermitente percepción de Objetos externos e internos. Se pasa vertiginosamente de conocer el mundo externo al interno, de “fuera” hacia “dentro”.
El Sujeto ve los contenidos del universo externo diferentes de él mismo; se reconoce coexistiendo con ellos, pero los diferencia como ajenos. He aquí la imposibilidad de encontrar, por parte de un Sujeto, un acto consciente e integrador que provea de unidad completa al universo entero. El universo jamás podrá experimentarse como una unidad vista por el Sujeto pues, mientras exista sentido de yoidad, habrá necesariamente diferenciación entre quien ve y lo visto.
Cuando el Sujeto se proyecta “fuera” y Totaliza la percepción, es decir, cuando experimenta el mundo externo sin distancia, rápidamente se encamina a la realización de la No-dualidad. De igual manera, si el Sujeto introspectado se sitúa “dentro” y Particulariza la percepción, es decir, experimenta sus propios contenidos mentales con distancia, rápidamente se encamina a la experimentación de la No-dualidad.
Es posible interpretar la realidad de “fuera”, del universo externo, Particularizando o Totalizando, es decir, conociendo con o sin sentido de distancia entre Sujeto y Objeto.
Particularizar “fuera” es la manera más común pero más errónea de experimentar el mundo. Los Objetos aparecen en la distancia, más allá de la propia frontera sensoria física, cada uno a cierta distancia de otro y de quien percibe. Sin embargo, esta manera de conocer es incorrecta, pues el mundo se convierte en la suma de innumerables contenidos duales.
Totalizar “fuera” es aparentemente más complejo, más difícil. Implica experimentar el mundo externo sin crear distancia entre Sujeto y Objeto. Basta un comentario con sorpresa: “¿Cómo manchó ese bello vestido que trae puesto?” Inmediatamente y casi con dolor se flexiona con rapidez. La vista busca afanosamente el sitio del daño. Mientras esto ocurre, el Sujeto no vislumbra distancia entre él y el vestido. Basta fusionarse, deshacer toda distancia con aquello que se percibe, para Totalizar la percepción. Pasados unos segundos emerge el sentido de distanciamiento entre quien observa y la mancha en el vestido. Ahora la percepción pasó a ser un contenido Particular.
Totalizar “fuera” es la forma correcta de percibir el mundo. Cuando ocurre, el contenido psicológico denominado yoidad se desvanece en los contenidos que percibe. Existe fusión con el entorno solamente si el Sujeto se ha disuelto momentáneamente en el campo de cognición, si ya no ocupa un sitio, un lugar, respecto al Objeto que conoce. La forma más común de Totalizar “fuera” continuamente se denomina concentración psicológica. Cuando ello ocurre es posible leer un libro, ver una película o hacer cualquier actividad sin que exista momentáneamente apreciación de Sujeto. La concentración psicológica, a la que hacemos referencia como ejemplo, no es exactamente la Concentración Advaita que se logra en algún momento de la práctica interior. La Concentración Advaita requiere de Evidencia y Autoevidencia simultánea, total y no diferenciada1.
Cuando el Sujeto está “fuera” y la percepción se Totaliza, los Objetos externos se integran produciendo unificación de todo el campo de cognición. Estar “fuera” implica contactar con el mundo externo a través de los sentidos sin procesar identificación egoica, de pertenencia o de localización respecto a ellos.
1. La Conciencia No-dual se caracteriza por que el acto cognitivo de Saber – como Evidenciación -, y el Saber que se sabe – como Autoevidencia -. En la cognición No-dual los factores de Evidencia y Autoevidencia son simultáneos, totales e indiferenciados.