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Todo pensamiento puede finalmente diluirse

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Estudiante: ¿Sobre qué decidimos en cada acción de la vida cotidiana?

Sesha: Finalmente no decidimos; nuestros condicionamientos físicos y psicológicos se convierten en la fuerza que arrastra las reacciones humanas. Lo que llamamos hábitos y condicionamientos no son más que refuerzos que hora tras hora y vida tras vida hemos forjado.

Estudiante: Si no poseemos control sobre la mente, ¿no la podemos entrenar para que juegue a nuestro favor?

Sesha: La mente no juega ni a favor ni en contra de nadie. La mente es tan solo un órgano de percepción como lo es un ojo o el tacto. A diferencia de los restantes sentidos, posee un protocolo de funcionamiento basado en respuestas sobre hábitos; según la alimentes con pensamientos, así responde.

Estudiante: ¿Y qué hacer con los pensamientos que por hábito se tornan pegajosos y desagradables, pues pese a observarlos regresan haciendo mella?

Sesha: Debes inicialmente no alimentarlos trayéndolos una y otra vez a la esfera presencial. Aprende a detectarlos en el mismo instante en que nacen; notarás entonces que podrás convertirlos en objetos de percepción sin identificarte con ellos. Finalmente, después de desaparecidos, sigue con la rutina que el presente te trae.

Estudiante: ¿Es posible que un pensamiento no se disuelva, como por ejemplo el miedo? En este caso, ¿la práctica no está bien realizada?

Sesha: Todo pensamiento puede finalmente diluirse, deshacerse. Sin embargo, cuando un hábito está muy establecido suele ser muy difícil encontrar la manera de enfrentarlo para que se desvanezca.