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Todo es de Aquello, nada nos pertenece

VERSO 10 de la Estancia VII del Bhagavad Gîtâ traducido y comentado por Sesha

Reconóceme, ¡oh, Arjuna! por eterna semilla de todos los seres. Soy la inteligencia de los inteligentes y el poder de los poderosos.

Este verso es muy bonito porque le quita al ser humano la condición de ser causa de su propia existencia inclusive de sus propias habilidades y de sus propias condiciones.

Le dice al ser humano que tiene inteligencia y poder, pero él solo puede creer que los posee sin ser causa de ello.

Sin embargo, hay una causa superior que es la causa de todas las cosas y es la fuente inagotable de toda la realidad.

Ishvara, por la Prakriti, es la fuente inagotable de energía y por la Purusha es la fuente inagotable de Conciencia. A este aspecto No-dual se le llama Brahman, el Absoluto No-dual.

Ahí entonces que el ser humano, mientras esté diferenciado, mientras se advierta como parte o de suma de partes, pues evidentemente no tiene razón ni causa en sí mismo. Entonces dice Soy la inteligencia de los inteligentes”, como diciendo “Soy la Conciencia de los conscientes”, “Soy el Amor de los que aman” y “el poder de los poderosos”.

Somos algo que está más allá de nuestra propia voluntad, deseos, necesidades e intenciones. Somos como el viento que lleva a que la semilla vaya de un sitio a otro y gracias a ello y en operación con la lluvia y tapada por la tierra, acaba otra vez fructificando.

Somos esa fuerza e inteligencia del viento que llevó a que algo aparentemente inservible pudiese germinar y completar toda la fuerza que inherentemente maneja.

El ser humano es esa semilla y la Conciencia es lo que lo hace inteligente. Es la Prakriti lo que lo hace fuerte y poderoso, pero nada es de él, nada existe en él, todo es prestado.

Nos prestan el cuerpo, nos prestan los padres, nos prestan los hermanos, nos prestan animales o plantas para que podamos consumir y alimentarnos. Todo nos lo prestan y nuestro sistema convierte todo eso en energía y en la fuerza para poder vivir. Gracias a esto conocemos, gracias a esto entendemos, gracias a ello actuamos y sin embargo nada es nuestro, excepto esa fuerza que está en la propia habilidad, esa fuerza que está en nuestra capacidad de amar, eso que es indefinible, eso que nos rodea. Nos rodea el infinito por todas partes.

Estamos rodeados por el infinito pero nada nos pertenece. Estamos limitados por innumerables eventos y nada es nuestro, todo es prestado y es momentáneo. Para creer que somos algo nos identificamos con la acción o con la meta y así sin poder ser libres por querer agarrar cualquier cosa, lo que nos hacemos es entidades beneficiosas de nuestro propio inconsciente, creando la sed de control y la sed de la vida, y de ahí no podemos salir. Fortalecemos esta condición con la rueda del Samsara siendo imposible desligarnos de ella.

Nada es nuestro, todo es de Aquello, todo es de Eso, hasta lo más recóndito de nuestro ser no nos pertenece.

*Imagen de cabecera: https://www.pexels.com/es-es/buscar/universo/