Estudiante: Practico meditación budista y, como supongo que sabes, uno de los aspectos fundamentales de estas enseñanzas es la realización de la vacuidad. La vacuidad del «yo» muestra que realmente no existe un individuo independiente y que no somos ni el cuerpo ni la mente que creemos ser. Para mí, realizar la vacuidad con la motivación de la compasión por todos los seres sintientes es lo que me ayuda a descubrir la Realidad.
Sesha: Toda meta lleva implícito un «yo»; sin embargo, puede establecerse meta «sin yo». Quién está en una u otra opción de la afirmación es algo que solamente suele saberlo quien está ya ajeno a toda búsqueda.
Estudiante: ¿El satori no sería un estado mental? ¿Cómo se llega a él?
Sesha: La mente posee alternativas en forma de protocolos de funcionamiento variados, de los cuales usamos frecuentemente muy pocos. La experiencia no-dual que acontece en el samadhi o en el satori permite la simultaneidad objeto-sujeto, favoreciendo a la Conciencia experimentarse como un continuo en cada «parte» y en cada «todo» de la cognición.
Estudiante: ¿Por qué no desvincular la práctica de cualquier tradición? ¿Qué tiene que ver la experiencia interna con el apego a una tradición?
Sesha: Los cientos de años que una tradición permanece testifican la validez de sus postulados metafísicos. No es apego, es simple certeza de que la teoría que imparte una tradición a través de sus postulados teóricos es efectivamente válida en la práctica. La coincidencia de dichos postulados y la experiencia de quienes los practican avala la validez de una tradición. Cuando no existe el logro empírico de las metas teóricas propuestas, la tradición decae y finalmente muere.