La filosofía Advaita afirma que el ser humano posee una potencialidad de información que ha generado a través de innumerables intenciones y relaciones con el entorno, pensamientos, deseos, anhelos, etcétera, es decir, un conglomerado constituido por todo aquello que ha sido experimentado como parte de un presente imaginado con sentido de identificación egoica y apetencia de fruto. Así, todo aquello a lo que puede referirse cualquier proceso cognitivo que haga parte de un presente que no está aconteciendo, esto es, que sea una reacción a un presente diferenciado, produce karma.
El ser humano produce karma cuando asume que su realidad egoica es contundente en el acto de referenciarse a situaciones que realmente no están aconteciendo, de modo que ese conjunto de experiencias que el individuo constantemente detecta como válidas porque se identifica con ellas pero que realmente son inexistentes, se convierten en hilos que van tejiendo una tela. Es la famosa tela de las tres Parcas griegas, Clotos, Laquesis y Átropos, las tejedoras del destino que manipulaban la tela, entendida como el conjunto de informaciones a nivel individual y colectivo que configuran la constitución de los sistemas y de los entornos donde se desenvolverán.
Al conjunto total de tendencias acumuladas que existen en un ser humano constituidas por los innumerables errores de identificación cometidos, se le denomina sanchita karma. Se dice que cuando el individuo va a encarnar, en el instante que se produce la fecundación, las inteligencias del karma, lipikas en la tradición oriental y Parcas en la tradición griega, toman una fracción del inmenso e inconmensurable sanchita karma para crear una representación de lo que la persona va a vivir a nivel individual y colectivo, generando así lo que se llama el prarabdha karma.
El individuo tendrá que abocarse a un continuo presente que acontece y podrá elegir con libertad si se identifica o no con la acción que realiza. No tiene otra opción. Si se identifica con la acción que realiza, esa acción del prarabdha se compensa, pero induce un nuevo karma al que se le llama agami karma. Finalmente, el agami karma generado pasa a engrosar el sanchita karma.