Inicialmente, svadharma es aquello que por naturaleza el ser humano puede realizar de manera clara, lo que cada persona está preparada para hacer de forma innata. El svadharma es importante porque todo el sistema de una persona está preparado para que tenga comprensiones constantes ejecutando acciones respecto a todo aquello para lo cual ha nacido y posee algún tipo de habilidad natural.
Svadharma es un constante estado de asertividad, de saber lo que se hace. Por ejemplo, un experto en arreglar una máquina sabe que el error está en un piñón roto y desarma la máquina pieza a pieza sin duda, sin conflicto alguno. Alguien que no es experto intenta desarmar la máquina y lo hace con duda, con inquietud. Así, vivir en el svadharma es vivir en una ausencia de las dudas dialécticas o emocionales que aquejan y delimitan a las personas, permitiendo mantener un constante estado de comprensión. Svadharma es la condición especial que permite a la persona situarse en su propio equilibrio, en su propia naturalidad, en un actuar sin esfuerzo. Cuando el experto arregla la máquina no es que no piense, simplemente piensa de un modo asociado a la certeza de lo que hace. Por ello, la condición de asertividad que deriva de saber lo que se hace se convierte en constante, continua.
Svadharma podría asociarse a lo que denominamos “vocación”. En muchas personas esa condición de asertividad emerge y se direcciona en función de su vocación. Desafortunadamente, a la mayoría de ellas no les es posible enfrentar la vida con la misma naturalidad de comprensión asertiva que poseen cuando están haciendo lo que por vocación conocen.
Tiene sentido actuar en la vida porque cada vez que actuamos aprendemos algo. Comprender lo que hacemos, en la medida en que sea el don natural, nos permite sostenernos en la acción sin el esfuerzo de realizarla. Es así que el svadharma, ya sea por deber o por vocación, es una condición propicia para que yo me desenvuelva y aprenda de mí mismo. Por ello, el svadharma permite una comprensión constante que termina variando la forma de percepción de manera que desemboca en el svadharma supremo: el conocimiento del Sí mismo.
Todo svadharma finalmente deriva en lo único que termina por dar sentido al devenir del ser humano: el svadharma supremo entendido como un tipo de comprensión especial llamada No-dualidad.