Presupones que tu don más alto es tu propia vida individual y luchas a toda costa por sostener dicha presunción. En cambio, sostengo que el “bien primario” es Ser asociado al universo entero en forma No-dual. Tú, mediante la definición de tu propia presunción, vivirás necesariamente en el vaivén de tus anhelos, placeres y miedos. Al final, habrá momentos en que la presunción de mantener un “yo” no satisfaga lo suficiente respecto al dolor que la vida te ofrece. Tu creencia de que todo vale por vivir como individuo podrá ser en el ejercicio mismo de la vida algo completamente secundario; si no, intenta vivir con un dolor de muelas por días o planteate no dormir; así notarás cómo la individualidad desmerece y el afán por vivir se opaca.
Asume que tú eres en esencia el universo entero; asume una actitud que te lleve a dicha comprensión. Convierte la acción en medio y no en fin. Valora la acción fundamentada en un presente que acontece a cada instante. Observa a cotidiano el mundo y vívelo con intensidad. Sitúa la atención con destreza en cada acto y vívelo como si fuese el último a realizar antes de morir; llénate de sorpresa y novedad mientras realizas la acción. Así, poco a poco, notarás que la percepción del mundo cambia por el hecho de no ser el “yo” su eje central. La experiencia discernitiva que va naciendo te pondrá en contacto con una nueva interpretación de la realidad en la que se atestiguará sin asomo de dudas que tú eres infinito, absoluto y eterno. Luego de realizar la experiencia No-dual, el mundo será una bella ilusión y a la vez una maravillosa realidad.