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Ruido externo y silencio

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Cuando la identificación sensoria es muy fuerte cuesta mucho retraer los sentidos. En el caso de los ruidos externos debes tomar una postura cómoda interior y posar tu mente en el origen del sonido, es decir, debes realizar la práctica externa. Poco a poco, en la medida en que atiendes continuamente fuera, vendrá el momento donde espontáneamente tu atención vaya dentro. Si has estado atendiendo fuera correctamente, al resumirse la atención en lo interior notarás la ausencia de contenidos mentales, esto es, saltarás de la Observación Exterior a su simetría más cercana, la Observación Interior. Para el sistema nervioso el gasto de realizar una u otra es idéntico.

El silencio, o mouna en sánscrito, está formulado para personas altamente contemplativas que se resguardan del entorno. Estar en silencio te muestra fácilmente los ruidos internos, los de tu mente, y te permite conocerte. Pero si tu silencio físico se reemplaza por tu algarabía mental, no haces realmente nada.

El silencio es una excelente práctica para reconocer el grado de caos que opera en tu mundo interior y te muestra tus pautas o hábitos mentales. Si eres capaz de funcionar en silencio interior en tu entorno, entonces te hará bien mouna; de no ser así, no sacarás ningún provecho de dicha práctica.