Nadie es idéntico a lo que pudo haber sido en una vida pasada. Suele decirse que lo que encarna de vida en vida no es un “yo”, no es un jiva, no es un individuo y mucho menos es, evidentemente, el Atman. Lo que encarna es un conjunto de grandes tendencias. Son ellas las que van a conformar una tipología a nivel individual y colectivo. Son ellas las que conforman el cuerpo y la mente.
En toda experiencia que provee la vida misma hay un elemento consciente que habitualmente desarrolla un sentido de identificación como experimentador de dicha experiencia, y así aparece el “yo”. Pero ese individuo está limitado como tal a experimentar solamente situaciones que el presente por karma le provee, y lo hará reaccionando de una manera absolutamente condicionada por sus tendencias previas, por sus hábitos. De esta manera, cuando por ejemplo vea el universo, cuando vea un paisaje, un niño, una comida, responderá en función de condiciones que podríamos llamar “hereditarias”, que no son más que las condiciones representadas por sus tendencias primarias. Pero, y esto es importante que quede claro para no incurrir en un error de concepto muy frecuente, no hay “alguien” que encarne.
