Desde la perspectiva psicológica, el Sujeto se representa como una conformación egoica, como un ente que tiene la capacidad de reconocimiento consciente de sí mismo en forma de “yo” o “yoidad”.
El Sujeto puede identificarse como ente material, como ente energético y como ente mental o, en su defecto, como ente espiritual. Según sea el plano de identificación delSujeto en cualquiera de los cuatro planos (físico, energético, mental o espiritual), advierte como partes a los demás entes de ese plano, gracias a que los reconoce como Objetos diferentes a él, relacionados por la distancia.
Particularizar implica notar distancia cognitiva entre Sujeto y Objeto, es decir, advertir, por ejemplo, distancia entre un árbol y quien lo observa, sean esos contenidos físicos o mentales.
A su vez, si el Sujeto no interpreta mentalmente distancia respecto a los Objetos que conoce y, por consiguiente, el puente de distancia entre Objeto y Sujeto desaparece, emerge entonces la condición de percepción Total. La modalidad de percepción Total ocurre cuando, por ejemplo, alguien se siente alegre y unifica sin distanciamiento la yoidad con la alegría.
El Sujeto tiene la capacidad de conocer cualquier otro ente externo a él en forma distanciada, es decir Particularizando la cognición o, en su defecto, puede fusionarse con un contenido interno o externo y convertir la cognición en una Totalidad cuya característica esencial es no advertir distancia entre Objeto y Sujeto.
Reconocerse como Sujeto es el acto cognitivo más simple y el que requiere menor esfuerzo psíquico. Intentar definir qué modalidad de Sujeto somos sí requiere de esfuerzo psíquico; mas el acto mismo de ser y saber que somos un yo, un Sujeto, no advierte confusión ni esfuerzo excesivo.
El hecho de percibirse siendo y sabiendo que se es “yo”, es algo tan rotundamente simple que no se advierte posibilidad que exista algo previo a ello, pues de ser así, la aparente unidad psíquica quedaría a la deriva y dependiente de aquello previo.