Cuando hablamos de actividad planteamos realmente dos tipos de acciones que, para el caso y desde nuestra perspectiva epistémica, son equivalentes: las acciones físicas y las acciones mentales. Las acciones físicas son aquellas que realizamos cuando los sentidos están activos; las acciones ideales son aquellas con las cuales producimos actividad mental mediante los pensamientos y, genéricamente, en todas aquellas circunstancias mediante las cuales activamos nuestra memoria sin que intervengan los cinco sentidos físicos. Actuar no es solo moverse físicamente, actuar también es sentir, pensar, razonar. Puedes, por lo tanto, actuar en el mundo interior ideal o en el mundo externo real.
El compromiso de estar vivo implica el movimiento de estos dos mundos. La responsabilidad que tenemos para poder vivir por un sueldo nos lleva a que debamos utilizar nuestras condiciones naturales para poder hacerlo correctamente.
Existe siempre, sin importar qué tipo de acción nos enfrentemos, la realización de una “recta de acción”.