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¿Qué o quién hay atrás del concepto “yo”?

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Sesha: Tú eres Sujeto de todos los Objetos que reconoces y, además, puedes ser Sujeto de conocimiento de ti mismo, mas, ¿quién eres tú ante la ausencia de Objetos internos o externos a conocer?

Estudiante (Luís): Entiendo que siempre soy algo, alguien, que está en un lugar, que tiene necesidades. Ahora ni nunca me sitúo sin dejar de sentirme siendo algo, si es a lo que te refieres.

Sesha: Exactamente. ¿Podrías seguir siendo Sujeto mientras no exista Objeto alguno, “dentro” o “fuera” de ti mismo?

Estudiante: No lo sé. Por lo que enseñas creo que es posible, pero no tengo experiencia de esa opción. Sin embargo, creo que el acto mismo del conocimiento implica, de por sí, la dualidad

Sesha: Sí, sí es posible existir sin referencia alguna, interna ni externa, de Objetos. Estos son los terrenos de otros estados interiores y que tienen que ver con el concepto de la No-dualidad.

Ahora indagaremos sobre otra característica del Sujeto: ¿Cuál es el ente externo a ti más estable de todos los que potencialmente puedes percibir en este momento?

Estudiante: El más estable… el que menos cambia… ¡la montaña que se observa por la ventana atrás de ti!

Sesha: Y dentro de unas horas, ¿qué pasará con ella, con sus formas y su colorido cuando llegue la noche?

Estudiante: Ella seguirá ahí.

Sesha: ¿Y tú podrás apreciarla tal como ahora?

Estudiante: No, pero allí seguirá.

Sesha: Estoy de acuerdo contigo en que la montaña seguirá allí, aunque la oscuridad de la noche no permita verla. Pero si algún compañero tuyo que no conoce este sitio llegara en la noche, sin las condiciones de luminosidad actuales, ¿podría atestiguar tu afirmación de manera similar?

Estudiante: Evidentemente no.

Sesha: Entiende, no le he preguntado a la montaña qué es más estable, te lo he preguntado a ti. Presupones que las montañas son perennes por asociación a la historia que de ellas reconoces, pero si aconteciera un cataclismo ahora mismo, ella simplemente no perduraría. ¿Qué, en cambio, sí permanecería aún después del cataclismo?

Estudiante: ¡Ah, entiendo! Mi capacidad de ser yo mismo ante cualquier evento externo es más estable que la misma montaña.

Sesha: Efectivamente, tu apreciación aparentemente continua de ser Sujeto es siempre más permanente que cualquier otra circunstancia externa. Indagando ahora respecto a cualquier otro contenido interno, ¿cuál es más estable?

Estudiante: No sé… ser yo…

Sesha: ¿Simplemente ser “yo”? ¿A qué te refieres con “simplemente ser yo”?

Estudiante: Pues… yo, ¡existir como un yo… como un Sujeto!

Sesha: Tu apreciación de “ser yo” es tan solo un concepto, el concepto “yo”. ¿Qué o quién hay atrás del lazarillo conceptual del “yo”?

Estudiante: No lo sé, no lo sé… tal vez hay vacío, silencio, eternidad…

Sesha: El primer vestigio de cognición mental asociado a la conciencia humana se denomina: “yo”, el acto individual que emerge simultáneamente al conocerse como Sujeto. Mientras permanece es absolutamente estable y tiene la capacidad de identificarse con cualquier modalidad de conceptualización interna o externa de Objetos. El universo de contenidos internos y externos muda, cambia momento tras momento. Sentirse Sujeto estable de dicho cambio rasga el universo, dividiéndolo en tú y el resto de lo que no es tú. ¿Te es claro?

Estudiante: Sí, me es claro.

Sesha: De todos los Luises que conforman tu memoria, ¿cuál es el que más recuerdas, el que más te gusta?

Estudiante: ¿De todos los Luises…? No entiendo

Sesha: En tus recuerdos hay un Luis niño jugueteando por las calles de algún barrio, haciendo travesuras en compañía de otros amigos. También hay un Luis sentado en algún pupitre de la secundaria, recibiendo clases de un profesor al que adoraba. Posiblemente hay un Luis muy diferente en su manera de pensar, sentir y ver el mundo, que corteja alguna chica por quien en la noche no puede dormir. Así como estos tres, hay un Luis que muda en su particular forma de ser cada tanto. ¿Cuál de todos ellos es el más grato a tu recuerdo?

Estudiante: Lógicamente el que corteja a la chica (risas).

Sesha: Y de ese Luis, ¿qué queda de él? ¿Qué perdura de lo que sentías hacia aquella chica por la que hubo simpatía? ¿Acaso aquel Luis es el mismo de ahora?

Estudiante: No, no es el mismo.

Sesha: ¿Pero acaso no eres tu el mismo?

Estudiante: ¡Sí, era yo! Sigo siendo yo.

Sesha: ¿Y qué perdura idéntico de aquella época hasta ahora?

Estudiante: Perdura el acto del “yo”, mi identidad. Sé que no soy el mismo, al igual que no lo es ninguno de los que aquí nos acompañan; todos hemos cambiado más o menos en el transcurso de la vida. Aunque somos los mismos, no lo somos.

Sesha: Intenta entonces percibir tu “yo” sin atributos, y nota si él perdura.

Estudiante: Y, ¿cómo verme sin atributos? Para situarme, debe haber por lo menos un sentido de localización asociado a un Objeto interno o externo

Sesha: Estoy de acuerdo contigo, pero, como notarás, cualquier atributo es inestable, tal como la montaña del ejemplo o tus propios recuerdos. Intenta observarte sin atributos, sin calificativos. ¿Qué experimentas si intentas hacerlo?

Estudiante: No sé, es extraña la sensación. Hay algo insondable en ello…

Sesha: Tú, al igual que la mayoría de las personas, presupones la existencia de un “yo” dotado del atributo de la conciencia, razón suficiente para distinguirlo como permanente. Nada más falso que ello. El Sujeto existe exclusivamente en contraposición a un Objeto cualquiera, ya sea de naturaleza interna o externa. Confundes la Conciencia con los contenidos que Ella ilumina. El sentido personal del “yo” no es más que la apreciación de pertenencia de los contenidos mentales, y se diferencia de los demás en ser previo a cualquier otro contenido existente en la mente.

Tu “yo” tiene idéntica realidad a cualquiera de los variados “yoes” existentes en cualquiera de tus sueños. Cuando el Sujeto se sitúa en la temporalidad del Presente, más allá de la conceptualización de cualquier Objeto que está sucediéndose mora en forma de Conciencia No-dual, es decir, como entidad existente sin asociación alguna de “nombre” ni de “forma”. Esa es la Real e Inmutable naturaleza del ser humano. El límite primario que condena su existencia a los miserables lazos del dolor se denomina egoísmo o sentido de ser Sujeto.