Estas palabras hay que situarlas muy claramente, porque los términos dualidad y No-dualidad pueden ser parte de variados ámbitos de la vida, por ejemplo del ético, del metafísico o del epistémico.
Cuando hablemos de dualidad y de No-dualidad analizaremos exclusivamente el aspecto epistémico, es decir, plantearemos las diversas formas de cognición junto con los atributos que operan en este proceso en la medida que el ser humano percibe el mundo.
Normalmente la filosofía occidental parte, en el aspecto epistémico, de tres elementos: sujeto, objeto y poder de conocimiento (el poder de la conciencia). A través de la dualidad sujeto-objeto, se ha intentado desde hace un par de miles de años, encontrar un modelo en que discurra el proceso del conocimiento y se puedan descubrir las fases desde las cuales este opera.
A este tipo de conocimiento donde se plantea la existencia independiente de objeto y sujeto se denomina dual, en razón de que siempre prospera, sin importar qué forma de cognición se realice, la aparición de objeto o de sujeto de manera independientes. A diferencia de esta posición dual netamente Occidental, existe desde hace milenios otra apreciación epistémica que hace parte de las tradiciones Orientales, y cuyo planteamiento se ha desarrollado principalmente por el sistema Vedanta Advaita. Este sistema, el Vedanta Advaita, llamado en Occidente filosofía final No-dual, argumenta que la relación sujeto-objeto planteada como axioma independiente en los sistemas occidentales, puede pasar de ser dual a ser simultánea, esto es, que objeto y sujeto no siempre han de presentarse independientes, sino que puede plantearse una cognición donde el carácter dual siga siéndolo, pero que, además, simultáneamente sujeto y objeto sean experimentados no por un tercero sino por su esencia consciente, esencia sustancial de ambos.