El ser humano está agotado de pensar y recordar. Su primitiva lógica dual lo hace prisionero de conceptos, juicios y pareceres propios y ajenos. El individuo se asfixia ante la imposibilidad de mantener un instante de calma mental, de silencio interior. Ante la imposibilidad del control de sí mismo, escoge entonces una anecdótica salida: su propia inconsciencia. Cree que vive, pero no es así; duerme todo el tiempo, sumido como espectador sin control en la ensoñación de un mundo que aparece ante sus ojos. Vive de lo que fue o de lo que será. Pocos son los instantes donde se siente vivo en el presente, en el “aquí y el ahora”. Pide afanosamente a gritos ayuda para encontrar una acción que lo haga sentirse vivo pero no lo consigue; tan sólo la recuerda o imagina.
Pensar y recordar
- Publicación de la entrada:3 de diciembre de 2014
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