El presente ofrece una circunstancia real sin igual y posee unos atributos excepcionales. El presente, por ejemplo, no viene para luego regresar, es completamente continuo. Fluye sin causa aparente arrastrando capacidad de existencia en forma estable a todas las cosas. El presente está en todas partes siendo siempre el mismo; siempre está sucediendo pero, a causa de la actividad mental egoica, que ofrece de manera innata un sesgo de diferenciación, en la mente ocurre el proceso de diferenciación. La incursión del “yo” en el proceso cognitivo induce la aparente ruptura del fluir No-dual y genera una representación personal basada en la dualidad. La manera de restringir y corregir dicho proceso erróneo cognitivo es una correcta cognición; es ser consciente de un presente siempre continuo carente del sentido yoico.
El presente “es” pero no puede ser definido como “algo”; es un flujo incesante de existencia No-dual donde la conciencia siempre “sabe” y “sabe que sabe”. El presente, entendido como capacidad espontánea de presencia, tiene una cualidad maravillosa, y es que el acto del saber solo opera cuando se está en él; en el pasado tan solo se piensa, se duda, pero no se conoce; para poder conocer es necesario establecerse momentáneamente en el presente. Pensar y conocer son dos cosas diferentes. En el pensar hay razón, movimiento, actividad, duda; en el presente hay saber, comprensión. Saber no es pensar. Pensar es emitir nombre y forma, esto es, relacionar atributos existentes en la memoria con eventos que se están experimentando para encontrar una síntesis y realizar juicios dialécticos de valor.
Pregúntate, ¿cómo se vería el mundo y cómo se supondría el quehacer cotidiano si permanecieras constantemente en el presente mientras ejecutas toda acción?
Cuando un individuo opera sin apetencia del fruto de la acción y, a la vez, permanece en el presente realizándola, su voluntad intencionada muere y con ella el “yo” se diluye en la percepción. Mientras esto sucede, mientras la atención se posa en los eventos a realizar sin que emerja la condición egoica, el conjunto de información conocido se reordena asumiendo uno de tres nuevos posibles estados de conciencia superiores: Observación, Concentración o Meditación.