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Pensar bien es una complicada actividad

El estado de pensamiento es la actitud consciente más frecuente del ser humano. Es el ámbito de realidad que construimos mientras pensamos y sentimos. La realidad se confabula para presentarse siempre cambiante y evolucionando hacia el futuro, en dirección de la entropía. Es este el terreno cognitivo que nos ve nacer y morir. Es la cárcel donde la Atención ilumina los anhelos y en donde la voluntad se forja mediante la fuerza y la disciplina.

Pensar bien es una complicada actividad que desafortunadamente suele desconocerse a profundidad. Implica orden de ideas, relación firme entre ellas y un eslabonamiento que nos lleve necesariamente a las conclusiones necesarias. Sentir correctamente es aún más complejo. Sentir requiere de la capacidad de ver nuestras necesidades y las de otros, fuerza de entrega y sentido amoroso para con lo ajeno. La Atención humana es tan fugaz que no acaba de construir convenientemente ni los unos ni los otros, tanto pensamientos como sentimientos siempre están a medio acabar, como la mayoría de anhelos y metas propuestas a lo largo de la vida. En cambio, es fácil dudar o alegrarse momentáneamente. Nuestro sentido de elaboración de ideas o sentimientos no llega a ser contundente; en cambio, nos es fácil pasar de un pensamiento a otro fantaseando o especular con la mente de manera caótica y desenfrenada.

El estado de Pensamiento hace que la Atención se direccione mediante la voluntad. En el estado de Pensamiento el impulso volitivo es la expresión más clara y determinante del «yo». Anhelos, deseos, intención, control y sentido de posesión viven siempre impulsados por la fuerza de voluntad, por la marca volitiva que lleva siempre a la consecución de una meta. He aquí que el estado de Pensamiento es Causal, esto es, genera karma, crea causalidad hacia el futuro entre el actor de la acción y la acción realizada.

La Atención, en el Estado de Pensamiento, es tan momentánea en objeto o sujeto como una gota de lluvia que cae. Mientras llueve situamos nuestra vista vez tras vez en pequeñas gotas que descienden raudamente. Si deseamos verlas por más tiempo, igual acaban deslizándose en una superficie cualquiera donde desaparecen del todo a nuestros ojos. De igual manera la Atención construye fotogramas cognitivos que el cerebro integra como el fluir de la cognición. Sin embargo, todo fotograma cesa, cambia, se transforma a cada instante. Aunque el mundo se muestra impermanente a nuestros sentidos, algo en nosotros busca el descanso de advertir lo que por fin sea estable; por ello convertimos al amor y la sabiduría en una meta que desafortunadamente la voluntad nunca alcanza.