Estudiante: Comentas que el «yo», para subsistir, acaba convirtiéndose en nuestro propio depredador.
Sesha: El «yo», en esencia, acaba convirtiéndose en un especie de virus a cuyo portador termina consumiendo con el único fin de subsistir. Finalmente, el portador muere junto con él. Así, nuestras continuas respuestas se convierten en hábitos para, con el refuerzo constante, convertirse en obsesiones que corrompen la libertad interior.
Estudiante: ¿Cómo debemos observar los contenidos mentales que conforman el mundo interno?
Sesha: Los contenidos mentales no pueden sostenerse ante la mirada del observador silencioso. Cualquier pensamiento es como una sombra que desaparece al ser iluminada por la luz de una linterna. Es la identificación del sujeto consciente con dichos contenidos quien los convierte en diferenciados y reales, tal como en la noche el miedo otorga realidad a los fantasmas.
Se es consciente aun siendo independiente de la identificación egoica mental. Bajo este novedoso paradigma cognitivo es posible retraer la atención de los contenidos desalojando al «yo», para de inmediato atestiguar su disolución. Tanto pensamientos como sentimientos, emociones o pasiones se desdibujan y caen como árboles sin troncos cuando la identificación egoica cesa.
Estudiante: Comentas que «En el mundo interno retiramos los contenidos mentales y lo que queda es un testigo», pero ¿de qué da testimonio?
Sesha: Dicho testigo ofrece testimonio de su propia existencia y de la existencia del vacío de contenidos mentales.
Asociado al mundo de la Observación externa, dicho testigo da testimonio de la existencia del entorno sin que precisamente exista un sujeto independiente que se advierta. Dicha situación acontece durante lo que coloquialmente denominas «estar concentrado».