La vida cotidiana ofrece infinitas variables para ser conocida. Cuando estés en el día a día, intenta entregarte a cada cosa que realices. Advierte, cada vez que estás distraído o pensando en algo, que la fantasía y la imaginación no hacen parte del momento presente. Acostúmbrate a reconocer cuándo piensas innecesariamente. Notarás cómo la mente anda como loca de un sitio a otro de tu memoria; verás cómo se resiste al control presencial. El hábito mental de hacer lo que ella desea sin orden alguno se notará como un incesante fogonazo de imágenes absurdas y sin sentido.
Pese a todo y a la locura que esté sucediendo, mantente alerta. Reconoce cuándo piensas en cosas que no necesitan ser conocidas y sin sentido. No importa cuán agotado estés de seguir la locura de tu mente, sigue adelante sin parar; si no la controlas, nadie lo hará por ti.