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No hay “yo”

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La teoría de las gunas y la creencia de los devas son una necesidad teórica fundada en el hecho de que no hay “yo”. La ausencia de un individuo existente por sí mismo plantea necesariamente que algo ajeno a él le otorgue su creencia de identificación con la acción. Las gunas son el manto con el que maya envuelve el universo. Desde la perspectiva No-dual maya, gunas, karma y devas son entidades no-duales. La conciencia se expresa como conocedora de la multiplicidad y, simultáneamente, es la multiplicidad misma. La tradición oriental posee una fascinante expresión cosmológica que entreteje un maravilloso mundo en el que se entremezclan ciencia, religión y filosofía.

Finalmente, tú no realizas la acción. La inteligencia dévica provoca la aparición de consecuencias basadas en hechos kármicos. Maya desenvuelve un mundo basado en el material que las gunas conforman. En dicho mundo creado, el juego de la identificación del “yo” con la acción produce la falsa identificación que le da a la dualidad un sentido de realidad que esencialmente no posee.

Nota cómo mientras observas una película de cine logras ver imágenes que se mueven coherentemente proyectadas en una pantalla; sin embargo también puedes, levantando un poco la vista hacia el techo del cine, detectar el flujo de luminosidad que hay entre el proyector mismo y la pantalla. Aunque no lo adviertas, la información que posteriormente observas proyectada con forma y movimiento fluye en el halo de luz, pero jamás podrías detectar el movimiento que adviertes gracias a la pantalla en el halo mismo lumínico. Se requiere de una pantalla en el que el flujo de luz choque para que se exprese la información y sea advertida por el cerebro como color o movimiento. De igual forma, se requiere de intermediarios en la cognición dual para que el mundo cobre el sentido del movimiento que detectamos cuando conocemos. Dicha intervención, para que la información cobre sentido mentalmente, está originada por la aparición de los devas y las gunas.