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No hay nada más transformador que la comprensión

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Los hábitos mentales acarrean una enorme carga de implicaciones previas, de trazos de historia. Esa historia está constituida por innumerables circunstancias, por un sinnúmero de pensamientos que han ido gestando lo que ulteriormente se presenta como samskara, de tal manera que un hábito es él y su historia. Así, entonces, matar un hábito implicaría poder matar su historia, poder diluir todas las implicaciones que se dieron en modo de relación para configurar ese hábito. Hay una relación profunda entre la historia y los hábitos, porque el gestar histórico de los pensamientos va generando los hábitos. Sin embargo, ser consciente de un samskara no implica necesariamente la consumición de la historia que viene con él. Todo hábito es él y su pasado, él y todo lo que ha sido de él, él y las inmensas interrelaciones que se han dado a través de su historia, y esas interrelaciones son tan complejas e ilimitadas que deshacer un samskara implicaría deshacer innumerables eventos asociados a él, implicaría poder colapsar su pasado y todos los pasados relacionados con él, y eso es muy difícil, es prácticamente imposible, como es imposible variar la trayectoria y condiciones de impacto de una flecha una vez ha sido lanzada desde un arco.

Todo el desarrollo anterior va dirigido a ilustrar la importancia de un tipo específico de comprensión como elemento definitivamente disolutivo de los hábitos. Todos somos más o menos conscientes de que no hay nada más transformador que la comprensión; de hecho, y si somos mínimamente perspicaces con nosotros mismos, detectaremos que el eje fundamental desde el que ha sido posible catapultar cualquier proceso transformador en nuestro interior basado en la reconversión de hábitos dañinos, ha sido el conjunto de comprensiones, de certezas que hemos sido capaces de generar a lo largo de los años. La comprensión de que vale más la vida que su ausencia, de que merece la pena priorizar lo colectivo sobre lo individual-propio, de que el control que establecemos a la hora de abordar las relaciones interpersonales no es más que un temor que impide compartir, hace que las certezas se revelen como eficaces herramientas para eludir el predominio que sobre nuestras vidas ejerce toda una variada gama de samskaras perjudiciales.