Más allá del Nirvikalpa no hay más allá; no existe frontera alguna que traspasar. Brahman, envuelto en su manto de infinito campea a través de su propia ilimitación. En semejante océano inconmensurable de existencia, la experiencia de conocer a todo en todo detona la mágica vivencia de la Bienaventuranza que solo allí es posible experimentar. El amor se expresa en oleadas, como inmensos tsunamis cósmicos, que viajan dando vida a todo ser. Es imposible describir con palabras la intensidad de lo que allí ocurre, salvo simplemente afirmar que cualquier fantasía que sobre lo Real se tenga es completamente primaria y absurda. Ningún ser humano puede siquiera imaginar la evidencia de un universo sin límites completamente vivo y amoroso. Nadie puede imaginar cómo la Conciencia es capaz de avizorar en el laberinto de la existencia un Saber que lo envuelve todo. Esa borrachera de Bienaventuranza y de comprensión de la infinitud solo está reservada para aquel cuya egoencia se haya disuelto total y completamente.
Allí, en el fuego de la percepción del Nirvikalpa, emerge una absoluta contemplación y cesa cualquier sentido de inicio y fin de todas las cosas, porque Ello, Brahman, se sostiene a Sí Mismo, se experimenta y se vive a Sí Mismo, en el más puro conocimiento de Sí Mismo. Allí se consume todo lo que ha sido, es y será. Esa es la eterna libertad, ello es el Nirvikalpa Samadhi.