Los acontecimientos de una vida son tan inamovibles como el resultado de un partido de fútbol visto en repetición. Mientras no conozcas previamente el resultado sufrirás creyendo que con tu esfuerzo podrás ayudar a inclinar la balanza del resultado. No importa si sufres o no; dicho sufrimiento es también un condicionamiento psicológico. No eres lo que piensas, ni lo que sientes; eres aquello sobre lo que está escrito lo que piensas y sientes. Al igual que tú solo eres tu pasado si piensas en él, de igual manera eres tu futuro si piensas en él.
La suma total de consecuencias que remontarán en un incierto futuro se denomina como sanchita karma. Estos contenidos situados en una parte de la mente llamada chitta esperan a que la naturaleza, mediante las divinidades o inteligencias rectoras que la asisten, dé cabida a la existencia humana que próximamente se iniciará gracias al proceso de la fecundación.
El karma sanchita nace gracias a la ignorancia primigenia (agnana) del individuo al desconocer su esencia absoluta, y es disuelto única y exclusivamente a través del recto conocimiento. Sanchita aparece tan solo por ignorancia, y por ello únicamente se diluye con el conocimiento directo del Sí mismo que nace con la experiencia del samadhi. La permanencia ininterrumpida de la experiencia de samadhi logra romper las ancestrales cadenas de causa y efecto que relacionan todos los koshas. Quien permanece inmerso tiempo suficiente en la experiencia de samadhi deshace la totalidad del karma sanchita y ha de denominarse “liberado en vida”.