Junto a viveka (discernimiento) vairagya (desapego) y satsampati (el conjunto de las seis cualidades básicas que debe poseer todo discípulo), hay una cuarta y última condición que el Advaita plantea como corolario en el discípulo ya estructurado; suele denominársela “mumukshutva“, y se traduce habitualmente como “ardiente deseo de liberación”.
Es algo que pocos seres humanos logran sentir. Pocos pueden desalojar de su mente tantas cosas, tantos preceptos, tantos contenidos de pasado y de futuro, para desde ahí abocarse a querer realizar la condición de la liberación de maya, la ilusión. Cuando mumukshutva se instala, impulsa la aparición de una sensación que invade, que quema por dentro, que impide que la misma vida tenga sentido si no es en función de aquella libertad que se adivina como culmen de la existencia.
Mumukshutva es el fuego donde arde la mente, es la aspiración suprema de la búsqueda interna, es la representación más denodada, más fuerte, más intensa que tiene el discípulo por la libertad final. Solamente se da en aquellas almas que poseen un discernimiento y una mente equilibrada. A veces se expresa como un llanto quieto, a veces como un llanto desesperado, y a veces es un llanto que limpia todos los pensamientos que potencialmente puede haber.
Es el anhelo de ser acogido en aquello que ya se advierte como propio. Es como llegar nuevamente, después de un larguísimo viaje, al lugar desde el que partimos. Es la desesperación en forma de anhelo profundo, de deseo sincero por querer culminar la búsqueda interior. Pero no es una abstracción, ni es el deseo del tipo “deseo un televisor” o “deseo que todos los seres humanos sean buenos”; es el quemante anhelo que deviene de la certeza de que lo único que vale en la vida es la liberación misma, que cualquier otra cosa, por imponente e importante que sea, es secundaria.
Ese fuego lo quema todo: quema el “yo” y lo deshace, quema la vida, quema la percepción, quema los sentidos…, traslada al individuo a un mundo de presencia no-dual cognitiva. Cuando se experimenta mumukshutva, las lágrimas se agolpan una tras otra. Se puede llorar incesantemente, pero son lágrimas que al invadir los ojos limpian todo lo que hay adentro de ellos.