Existe literatura, que llaman “de autoayuda”, cuyo fin es integrar patrones de conducta creativos y usarlos como herramienta de soporte en la cotidianidad. Proponen dichos libros usar nuestra energía creativa para activar y darle vida a nuestros intereses personales.
Todo ello va encaminado a darle soporte a tu propia personalidad, para crear así una forma de individuo más maduro o estable. Para el Advaita eso es interesante pero no es lo fundamental. Es más, para el Advaita lo importante es la despersonalización de la acción, es decir la erradicación del sentido del «yo» en la acción.
Es la despersonalización de la acción, mas no la erradicación de la acción, lo que lleva a la experiencia No-dual. Por lo tanto, cualquier ejercicio de visualización lo que lleva es finalmente a crear hábitos cuyo refuerzo constante produce condicionamientos de diversos tipos, físicos y mentales.
Después de visualizar algo grato quedas mejor contigo mismo, al igual que recrear mentalmente un continuo recuerdo agradable te deja a gusto. Meditar no implica sentir o pensar en cosas agradables, sino en reestructurar la cognición para establecer una nueva relación de objeto-sujeto. Esta nueva relación de cognición ha de ser simultánea, situación que induce la experiencia No-dual y con ella la Meditación.
Tu placer mental, por más intenso que sea, acabará por decaer a los pocos instantes de iniciado. La única forma de encontrar una realidad que no decaiga, que sea permanente, es aquella donde todo cambio de lo conocido se acompasa simultáneamente a todo cambio del conocedor. El cambio simultáneo induce quietud en conocedor y conocido.