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El sadhana del gnana yoga (II)

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El Advaita intenta afianzar en sus discípulos la reflexión metafísica que, como proceso superior, suele denominarse en sánscrito manana. La adquisición por parte del discípulo de dicha reflexión metafísica suele denominarse viveka, «discernimiento». Para el desarrollo de manana (reflexión metafísica) y la obtención de viveka (discernimiento metafísico) se busca, inicialmente, atender la enseñanza de un maestro calificado. A la enseñanza que otorga un maestro avezado en la experiencia No-dual suele denominársela sravana. Así, entonces, el Advaita solicita a sus estudiantes reflexionar, manana, sobre cualquiera de las enseñanzas, sravana, fundamentales que un maestro calificado ofrece a sus estudiantes.

La reflexión metafísica, manana, implica la capacidad mental de abstraerse largo rato sobre temas esenciales de la filosofía o de la vida misma. La virtud de mantener un tren de pensamientos asociados y similares a una única idea lleva a comprensiones inimaginables y el acceso a verdades que el intelecto por simple razonamiento imaginativo jamás alcanzaría.

No debe confundirse manana, o reflexión metafísica, con la simple reflexión o con el aturdimiento de pensar en lo que me gusta. Manana es mucho más que eso. Manana implica un ordenamiento mental sobre temas profundos que pueden ser la belleza, la conciencia, la existencia, maya o simplemente el silencio mismo.

Cuando la mente del discípulo soporta mentalmente una larga y constante reflexión de forma ininterrumpida sobre un tema específico que su maestro le ofrece, es entonces capaz de acercase a conclusiones asombrosas o acceder a compresiones intelectuales fuera de lo común. Procesos intuitivos y una creatividad mental apasionante empiezan a ser actividades cada vez más notorias. La fuerza de saber deriva en la facilidad con la cual se puede llegar a comprender verdades que una mente común jamás podría siquiera imaginar.

Es gracias a manana, a una reflexión metafísica profunda, que todo alumno puede ingresar a inexplorados terrenos mentales y comprender verdades vedadas a las demás personas. Redireccionar la mente y situarla constantemente en el presente lleva finalmente a la comprensión de la propia realidad.