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Los umbrales en la estabilidad

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Todos los contenidos mentales poseen umbral e inercia y un correspondiente grado de estabilidad. Se dice que en el mundo físico los contenidos más estables son los protones y los electrones: su duración puede estimarse en diez elevado a la treinta y dos segundos y, por citar ejemplos opuestos, hay partículas con tan poca energía que duran diez elevado a la menos ocho o diez elevado a la menos veinte segundos; su estabilidad es mínima. En el mundo mental ocurre exactamente lo mismo: hay hábitos que poseen fronteras cuyos umbrales son de gran intensidad y otros en cambio, operan con umbrales muy simples y permeables ya que están sustentados por una gran inercia.

Ocurre como con el principio de conservación de la energía; la intensidad de los umbrales en algunos casos se convierte en intensidad de inercia y en otros, el proceso es justamente el inverso.

En el entorno del sujeto se da un proceso similar: cuando su atención se deposita en los objetos externos, estos adquieren una relevancia especial a la que podemos llamar “evidencia”, y cuando la atención se dirige al interior gana fuerza la sensación de autoconsciencia del individuo o “auto-evidencia”. Aquí también cabe aplicar el mismo principio: a mayor evidencia menor auto-evidencia y a mayor auto-evidencia menor evidencia, es decir, en el mundo de la cognición también se cumple el principio de conservación que opera en todo sistema.

Ese mismo principio es el que dota de una cierta estabilidad a los estados de cognición; si no fuese así, no serían los cinco reconocidos, Sueño, Pensamiento, Observación, Concentración y Meditación, sino muchísimos más, aunque la inestabilidad latente en todos ellos hace posible precisamente el salto de unos a otros. Lo único que no está sujeto a este tipo de oscilaciones y permanece como estabilidad absoluta y auto-evidente es la Conciencia No-Dual o Brahman.