Estudiante: Cuando afirmas que «la fantasía es la antimeditación», ¿no puede ser una fantasía también el observador que se quiere encontrar en la meditación?
Sesha: En la fantasía existe efectivamente un observador. Sin embargo, este observador es tan solo una momentánea proyección que va cambiando a todo momento. La inestabilidad propia de dicho observador lo hace completamente inadecuado para la práctica meditativa.
Estudiante: Ramana decía que era inútil cualquier esfuerzo o disciplina y recomendaba la meditación. ¿Qué será de aquellos de nosotros que somos incapaces de meditar?
Sesha: Debes entonces proponerte atender a la vida y reaccionar ante ella. Cuando tu mente te aleje de ese propósito por estar inmerso en la fantasía, recondúcela nuevamente a tu quehacer cotidiano. Así, una y otra vez, las miles de veces que sean necesarias.
Estudiante: Si el azar existiera, el propósito no existiría, por lo tanto la inteligencia tampoco. «Dios no juega a los dados».
Sesha: El azar no implica ningún tipo de orden como sustento. La probabilidad es una descripción matemática que intenta dar orden al azar. El azar induce a un tipo de desconexión entre eventos, como por ejemplo suelen representarse los sueños. Sin embargo, aun estos tienen como base fases instintivas e inconscientes que no son azar, sino causalidades desconocidas. Un propósito requiere por definición pautas en pos de una meta. Evidentemente el azar no sustenta un suceso con estas características. En esencia, desconocemos tanto el mundo y lo que somos que llamamos azar a lo que simplemente desconocemos.