Con el fin de que la acción que el individuo realiza tenga sentido en el mundo dual donde se desarrolla, el Advaita creó la teoría de las gunas. Las gunas son la expresión sustancial de la conciencia, y su naturaleza esencial es la sustancialidad de la dualidad. Las gunas no requieren de un “yo”, así como el “yo” no es más que una modificación de las gunas.
Para aclarar un poco esta idea vayamos al sueño. Sabemos que mientras soñamos la experiencia onírica es real. Por lo tanto, mientras dormimos aseveramos que hay acciones y actor. ¿Podemos acaso afirmar que, mientras duerme, el actor actúa por voluntad propia, cuando al despertar su universo se disuelve? ¿Podemos afirmar que el universo y el actor que actúa en sueños son realmente diferentes?
Si todo desaparece al despertar, entonces ¿qué produce la acción mientras dormimos? A la luz del Advaita, quien se conforma como substancia del actor y de la acción en vigilia y sueño son las tres cualidades de materia, las gunas, que se entremezclan, ofreciendo un caleidoscopio de sensaciones internas y eventos materiales diversos. Realmente no hay actor, son las cualidades de la materia las que interactúan entre ellas, son las gunas que revolucionan entre las gunas produciendo las diversas categorías materiales y sutiles.
Son las gunas, o cualidades de materia las que, al interaccionar entre sí, actúan y movilizan al universo entero y a los moradores que en él viven. El ser humano, inmerso en la No-dualidad como esencia absoluta Atman, no obra; tan solo es un espectador silencioso en forma de conciencia absoluta No-dual.