Las creencias en el mundo dual frente a las certezas en el No-dual

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El ser humano, para alimentar su capacidad racional, necesita inevitablemente expandir su memoria, poseer nuevas experiencias, lograr un pasado sobre el cual poder planear su discurrir dialéctico. Gracias a la implementación cada vez más creciente de su historia, asume poseer nuevos eventos a través de los cuales logra juicios cada vez más eficientes.
El movimiento de la información almacenada en la historia es siempre secuencial. La información siempre se manifiesta a la luz de la conciencia en forma de fracciones consecutivas unas de las otras. La mente configura un sistema de procesamiento similar al de un ordenador, donde la información fluye al igual que lo hacen las aguas de un río hasta desembocar en un afluente mayor, siempre en paquetes diferentes unos de otros, siempre en secuencias lógicas que las vinculan.
La historia es un bien sumamente apreciado; en teoría nos enseña a no olvidar nuestros errores, pero lamentablemente con esto no basta. Gracias a la historia tenemos elementos suficientes para comparar la experiencia vivida y convertir la percepción en un evento secuencial. La memoria es una necesidad lógica para poder prevalecer de forma inteligente en el mundo dual.
Nuestra historia se almacena bajo la forma de hábitos mentales que usados frecuentemente convierten nuestras creencias en verdades. Pensamos en función de los hábitos mentales que establecemos a lo largo de la vida. Más allá de este límite conceptual y cultural del hábito, es difícil abrirse a nuevas creencias, aceptar originales teorías o ver la vida desde una óptica diferente.
Nuestros pensamientos se fundan en los hábitos que ellos establecen por refuerzo y nos llevan a pensar habitualmente en las mismas cosas. Nuestra mente no es libre del condicionamiento que la sociedad, la cultura y la misma genética elaboran con el transcurrir de la experiencia.
¿Es posible pensar sin condicionamiento histórico? ¿Existe la originalidad en el pensar? ¿Es posible que la información pueda plantearse mentalmente de forma simultánea?
La respuesta a todas estas preguntas es sí. Sí es posible acceder a nuevas formas de procesamiento de la información y, por ende, a nuevas formas de pensar y de creer. La respuesta a todos los interrogantes es simple: intente reaccionar a los eventos de manera tan natural que no requiera de pensar para tener que reaccionar.
La reacción natural a los eventos de la vida propone no introducir información condicionada por mi interés ante las situaciones que percibo. La inclusión de cualquier actividad personalística, del más mínimo atisbo de individualidad o deseo personal irrumpe sobre la cognición produciendo sentido de “yo” y la implementación de un proceso dialéctico dual.
La reacción natural como fuente de cognición a un evento cualquiera, interno o externo, brota con la simplicidad y autocontrol con el que la lluvia cae cuando las nubes se cargan de humedad. No hablo del cambio del proceso racional, sino de un ángulo especial, de una perspectiva libre desde la cual es posible ver el mundo.
Esta forma especial de reacción natural ante los eventos de la vida procura el acercamiento a un nuevo universo cognitivo. La continuidad de una vida sin sentido de yoidad provoca una forma de cognición que denominamos No-dual. Allí, en la No-dualidad, las características de la cognición cambian sin que la realidad que se percibe sea diferente a la que ya es en sí misma.
No hablo de una conducta moral ni del establecimiento de una nueva creencia, sino de algo que está mucho más allá de las bellas palabras que conforman una mejor persona. No hablo de nada que pueda pensarse, sino sólo de aquello que al reaccionar de manera espontánea sigue conociendo y sabiendo sin la necesidad de la presencia de un dueño de la cognición.
La perspectiva No-dual no genera esfuerzo de percepción, ni necesidad por saber, ni tendencia al miedo, ni siquiera tendencia al gusto o a la felicidad. Es un nuevo patrón consciente y vivo en donde percibimos el mundo desde una perspectiva única.