Estudiante: Asombroso tener consciencia de existir sin ningún soporte. Solo Ser, siendo absolutamente nada, solo Ser en cada instante, porque es lo único que hay. En la nada solo puede quedar la intensa levedad de Ser y no cabe nada más, nada puede albergarse en la nada. No hay objetivos que alcanzar, ni fines que lograr, ni cualquier mecánica que produzca inquietud y cause desasosiego. Por no haber ya no hay ni temores. Solo queda el tranquilo sosiego de solamente Ser, de solo existir fundido en la nada.
Sesha: Las cosas no son como las describes. La nada es un concepto que implica la ausencia de contenidos mentales, pero la nada no es la realidad. La realidad no es ajena a los objetos del mundo, incluso tampoco es lejana a la misma nada. La realidad tiene como sustento la no-diferenciación, es decir, una realidad múltiple pero simultánea de cognición.
Estudiante: En el año 2011 experimenté un estado de conciencia fuera del espacio y del tiempo, un estado de plenitud total y certeza absoluta. Ese momento lo viví como una intuición en la que pude sentir que TODO era perfecto, que todos somos uno, un estado de unión con lo divino o como queramos llamarle, un retorno a la esencia más pura. Esa experiencia me ha marcado desde aquel día. Yo no busqué la experiencia… ella vino a “mí” y la mantengo en la memoria como una especie de recuerdo lejano, pero sabiendo que no me sucedió a “mi”; es difícil explicarlo, pero sé que tuve esa comprensión. Desde entonces perdí el miedo a la muerte y sé que de alguna manera volveremos a ese estado. ¿Es esa la verdadera Realidad?
Sesha: En el Advaita clasificamos esa experiencia como parte del estado meditativo. El estado de meditación tiene muchísimos niveles, por no decir infinitos. Tu experiencia, por el nivel de intensidad que comentas, se asemeja a un profundo estado de meditación. Te podría asegurar que aquella experiencia te ha dejado experimentar la verdadera realidad, pero por lo que describes, aún se puede profundizar más.