Estudiante: Deduzco, aunque no estoy seguro, que la sensación o la emoción es anterior al pensamiento, razonamiento o idea, ¿es así?
Sesha: El impacto de la percepción puede ser inmediato, sin proceso dialéctico, y manifestarse en forma de emoción o pensamiento.
Hay mentes adecuadas a uno u otro tipo de comprensión. Puedes convertir el sentir en actividad racional si posteriormente a su vivencia actúas introduciendo variables cognitivas que lo permitan; igualmente ocurre entre el paso de pensamientos a emociones. Ninguna de ellas es superior, simplemente son formas habituales de expresión que nuestra mente detecta.
Estudiante: ¿Cuál es la solución para gestionar la sensibilidad cuando esta salta a simetrías destructivas?
Sesha: La sensibilidad no puede esconderse, debe entregarse, otorgarse. Nuestra cultura impide mostrar o entregar la sensibilidad interna, excepto en casos artísticos o mediante la genialidad en cualquier ámbito.
La sensibilidad se entrega, entre otras maneras, mediante la confianza y la espontaneidad. Estas circunstancias son poco frecuentes en la educación y en nuestra sociedad.
Nuestra cultura impide la aparición del escenario apropiado para el fluir natural de la sensibilidad.
Ante la soledad y la impotencia por entregar el universo sensible, la persona no tiene más opción que una simetría destructiva como la contención y la autoagresión, eventos que se expresan ya sean dirigidos hacia sí misma o el entorno.
Estudiante: ¿Hay algún ejercicio específico para disminuir la ira o hacerla desaparecer?
Sesha: La ira implica falta de autocontrol. Implica perderse en reacciones habituales donde el comportamiento se hace conflictivo. La ira, como las demás emociones agresivas, debe ser detectada recién se produce, sin dar tiempo a que tome mayor consistencia. Ello implica un mayor nivel de autoobservación personal. Atender a la simple cotidianidad te hará estar más cercano a reconocer el extremo mental que sufres.