El término karma yoga se refiere a un tipo de práctica cuya tipología psicológica envuelve a un individuo que se expresa frecuentemente a través de la acción. El practicante del karma yoga se ve impelido a reaccionar ante el mundo realizando constantemente acciones mentales y físicas inmensamente variadas.
Estamos acostumbrados a reaccionar ante el movimiento con más movimiento. Ante la presencia de una meta surgen la voluntad y el esfuerzo mental acompañados de la tensión física. Los occidentales estamos acostumbrados a reaccionar con defensa y ataque ante las diversas vicisitudes que la vida nos presenta. Somos entes de acción y de reacción, circunstancia que ayudaría, según Oriente, a convertir dicha destreza dinámica en trampolín a la búsqueda interior.
El Advaita, como parte de la filosofía oriental, reconoce la importancia que muchos seres humanos otorgan al constante pensar y al constante actuar físico, y para ello advierte una serie de recomendaciones que pueden convertir una aparente debilidad en un inusual impulso espiritual. A modo de comparación, ello se parece a un bote empujado por el viento, donde la intensa actividad desordenada del aire es capaz de impulsarlo en línea recta. Aprovechar la fuerza y el dinamismo de la mente se convierte, entonces, en un trampolín para acceder a verdades que llevan a replantear una forma de vida que contacte con lo Real.