La práctica meditativa en la tradición Advaita tiene como objeto la experiencia No-dual de la realidad. La meditación no es un tipo de reflexión, es la continuidad misma del acto de la «comprensión». Toda actividad reflexiva desemboca necesariamente en un instante de comprensión. Meditar es conocer sin dudar, es un fluir de comprensión que no requiere pasos previos de reflexión alguna.
Todo estudiante tiene esencialmente dos vías a través de las cuales puede trascender la mente y experimentar la No-dualidad; una de ellas es el saber que otorga la real comprensión, viveka, y otra el amor. La fuerza del amor y la del saber son los dos únicos paliativos a la dualidad y la ignorancia. La entrega que opera en la fuerza del amor y el profundo saber que otorga la comprensión son las dos medicinas que curan la dualidad, y con ellas se trasciende la impermanencia.
La meditación es el sadhana supremo, es el medio más claro para experimentar lo Real. Solo una mente educada en la atención firme al presente logra advertir el impulso de una continua comprensión que únicamente se revela en la experiencia de una cognición No-dual.