Autor: Grupo de estudio de meditación
Durante decenas, cientos de años cuando alguien nombraba la meditación o práctica meditativa pareciera que se refiriese a un tipo de percepción de la realidad cuando menos muy especial, de tipo místico, como si de una realidad paralela se tratara.
Al ser algo diferente también, hacía parecer que solo estaba reservada para un tipo de personas que tuviesen una condición especial y que solo a ellos les estaba permitida la experiencia.
La búsqueda de este tipo de experiencia espiritual o mística durante años ha sido una constante en la vida de muchas personas, y la sensación de cada vez estar más lejano de ella, por no ser parte de los elegidos y no estar tocado por la gracia divina, ha hecho que esta búsqueda sea más desesperante e inalcanzable.
Gracias a la sistematización que ha realizado Sesha durante años sobre la filosofía Vedanta Advaita, la práctica meditativa se plantea como algo más sencillo y cercano.
La posibilidad del conocimiento y la experiencia del sí mismo, y el encuentro con lo que realmente ya somos y con lo que el universo es, puede ser experimentada a través de las dos variables de la meditación: la práctica interna, en silencio y quietud interior, y la práctica externa, respondiendo de forma eficiente a los eventos que la vida nos plantea en lo cotidiano. Algo que encaja de una forma natural en la búsqueda del ser humano por resolver no solo sus inquietudes, sino su sufrimiento y la realización de su libertad.
El modelo es muy diferente a los conocidos como espirituales, no solo se trata de buscar en el interior (práctica interna), lo que realmente somos, sino que también incluye el cómo relacionarnos con el mundo, (práctica externa) de una forma eficiente, sin esfuerzo, experimentando el universo tal y como es, y no bajo nuestra interpretación mental. Deja fuera todo modelo moral, y la dependencia para lograr la experiencia meditativa a través de un tercero o intermediario.
Se trata de un modelo cognitivo, es decir, de un saber, de un conocer no solo lo que soy, sino también lo que las cosas son desde una perspectiva no solo teórica, sino también vivencial.
Entender cómo opera la mente y según cómo filtra la conciencia–atención nos permitirá reconocer cada una de las cinco formas diferentes de interpretar y/o experimentar el mundo, asociados a los distintos sujetos/perceptores que aparecen en cada estado.
Estas cinco formas de experimentar e interpretar el mundo, existen como probabilidad al alcance de cualquier ser humano, siempre que se cumplan las condiciones asociadas a cada Estado de Cognición.
LAS 5 FORMAS DE VER EL MUNDO Y SUS 5 TESTIGOS ASOCIADOS
Sueño y Vigilia sintiente (Sujetos onírico y vigílico)
Para todos nos es clara la experiencia del sueño y de la vigilia asociada al pensar y al sentir.
Son los estados más frecuentes en los que vive cualquier ser humano. Cada uno de estos tiene sus códigos y su propio sujeto de percepción (sujeto onírico y sujeto vigilico).
Ambos son inestables, cambiantes, se mueven de un pensamiento o sentimiento a otro sin ningún tipo de control, de forma aleatoria, y generan al sujeto que los experimenta sufrimiento por la impermanencia.
La atención que allí opera es muy poco eficiente, sin apenas continuidad, está condicionada por los hábitos, pensamientos y las emociones que hemos creado.
El sujeto del sueño, sujeto onírico, cree que vive su propia realidad y la experimenta como real. Sin embargo, se desvanece al despertar el soñante, no teniendo realidad propia.
La vivencia de la experiencia onírica es sin conexión alguna, aleatoria, formada por retazos de nuestra memoria consciente y/o inconsciente, no generando continuidad o causalidad.
El sujeto de la vigilia, sin embargo, cree a través de su errónea interpretación, que la experiencia que ejecuta, el pensamiento o el sentimiento que acontece, son de su propiedad y no solo se identifica con ello, sino también con sus consecuencias, creando una conexión entre el protagonista y el resultado de su obra. Esta aparente relación causal entre el sujeto protagónico y sus consecuencias es la causa del Karma.
El sujeto que percibe con sentido protagónico y con la intención de conseguir un resultado o evitarlo, tiende a reforzarse a través de repetir o evitar experiencia, lo que conlleva un gran esfuerzo y sufrimiento en la lucha contra sí mismo o con el entorno. Esta es la forma de vida en la que habitualmente estamos sumergidos.
Sin embargo, existen otras tres formas de percepción de la realidad más eficientes, libres y que conllevan una ausencia de sufrimiento, y un bienestar mucho más estable. Son los estados denominados: Concentración, Concentración no dual y Meditación, en los que ahonda el estudio y la practica meditativa Vedanta Advaîta Sesha.
Concentración (Exín)
La Concentración, aun no siendo tan frecuente como las anteriores experiencias, no es tan extraña e infrecuente para el ser humano. Para todos nos es claro que es estar concentrados, y ver cómo en la experiencia desaparece la sensación de nosotros mismos, siendo más prioritario lo que estamos haciendo, sintiendo o pensando que nuestra sensación interior de nosotros mismos.
Esta otra forma de percibir el mundo hace que nuestra historia, con nuestras creencias y prejuicios, no tengan cabida en el momento en que estamos concentrados. Cuando estamos absortos realizando un deporte, caminando por el bosque, leyendo, cocinando o viendo la tele y nuestra atención está totalmente volcada en lo que hacemos, nuestra sensación de nosotros como yoes desaparece completamente.
Nuestra atención es más estable, continua y eficiente, y la sensación espacio temporal toma otras dimensiones. Aquí el sujeto que opera, (Exín), lo hace sin esfuerzo ni interpretación, solamente reacciona de forma eficiente, lo cual le hace diferente al que actúa, siente y piensa en el estado vigílico, el cual, a través de su voluntad, esfuerzo y refuerzo siempre busca una meta u objetivo.
Si esta forma de concentración operara de forma más frecuente y sobre todo con mayor continuidad, emergería otra forma diferente de percepción: la Concentración No-Dual.
Concentración No-dual (Saksím)
Todos hemos experimentado alguna vez este estado cuando algo nos ha sorprendido, asombrado o secuestrado por la intensidad o por el momento: un paseo por el bosque, un amanecer, un abrazo de corazón, una obra maestra. Cualquier instante en que de repente nos sentimos parte de la experiencia sin dejar de sentirnos nosotros como si flotáramos, como si formáramos parte de él y estuviéramos en todas partes y en ninguna en concreto, como si estuviésemos fundidos en ese espacio sin fronteras donde no es necesario decir nada y estamos embriagados de la experiencia, a este tipo de percepción lo conocemos como Concentración No-Dual.
Cuando los objetos se perciben no diferentes de quien los percibe, siendo simultáneos el perceptor y lo percibido, sin dejar de ser diferentes, donde las fronteras se diluyen, pero no los objetos, que siguen siendo objetos, le llamamos No-dualidad.
Puede experimentarse en un campo cerrado de cognición, tanto en el mundo exterior o en el mundo interior. En ella, el sujeto denominado Saksím, esta diluido en todo el campo de percepción.
Esta forma de experimentar la realidad no es tan frecuente en el ser humano, sin embargo, si es algo que en alguna ocasión lo hemos podido vivir. Como para ello se requiere una atención continua y sostenida, nuestro sistema nervioso no está todavía lo suficientemente maduro para establecerse en ella, de ahí que no nos sea tan común.
Por último, existe la experiencia cumbre a la que llamamos Meditación, la cual sucede como experiencia no dual en un campo abierto de cognición.
Meditación No-dual (Atman)
En ella el sujeto al que llamamos Atman no está diluido en un solo campo, sino en varios campos de cognición a la vez, o incluso, en su expresión final, en todos los campos de cognición potencialmente existentes. Traspasando la barrera de la percepción de los sentidos en la experiencia externa o la propia barrera de la individualidad en el mundo interior, y accediendo por tanto a las informaciones del inconsciente, tanto individual como colectivo.
Este último estado de Meditación es el asociado a la atención más eficiente y estable. Es por tanto el menos frecuente en la experiencia del ser humano, puesto que el sistema nervioso necesita una estabilidad y madurez extraordinaria para sostenerlo. Es el que nos muestra lo que llamamos Lo Real, que es aquello que existe por sí mismo y que no es otra cosa que el entrelazamiento del universo como un continuo de conciencia, existencia y bienaventuranza (SAT, CHIT y ANANDA).
La atención continua, eficiente, sin esfuerzo en aquellos acontecimientos que la vida nos propone, tanto en el mundo externo, como en el mundo interno, nos llevará a través de los distintos estados y sus perceptores asociados, al reconocimiento de lo que Realmente somos en esencia. Solo se requiere vivir con atención eficiente en el presente que acontece.