La consecuencia inmediata del karma es el samsara, la continua rueda de muerte y renacimientos. Al finalizar la vitalidad (prana o energía vital) entregada al individuo para la vida presente, los inacabados deseos impulsan a conformar nuevamente los cinco principios sobre los cuales rondará su próxima vida:
- Anno maya kosha o envoltura ilusoria conformada de alimento.
- Prano maya kosha o envoltura ilusoria conformada de vitalidad.
- Mano maya kosha o envoltura ilusoria conformada de mente.
- Vignano maya kosha o envoltura ilusoria conformada de conocimiento.
- Ananda maya kosha o envoltura ilusoria de bienaventuranza.
Así el ego asegura su perpetuación. La acción asociada a su consecuencia impide al “yo” dejar de existir.
Es así, mediante el apego al resultado de la acción, como el sujeto prevalece afianzando en el tiempo su propia identidad individual como “yo” separado. No hay “yo” sin un futuro para él. El futuro y la pervivencia egoica nacen de la identificación con el resultado de la acción.