He aquí finalmente la dirección correcta en la que debe iniciarse la meditación: la Observación Interior. Normalmente la mente de los estudiantes pasa por los sentidos físicos, la imaginación y la fantasía, y el sueño, quedándose en una u otra o viajando intercaladamente entre ellas. Trasladarse de los sentidos a la fantasía y de aquí al sueño es tan fácil como alentar el viento y producir una leve corriente de aire.
Lo más común es no salir nunca de la encrucijada que producen estas tres actividades previas, pero finalmente, con la clara convicción que proviene de una correcta práctica meditativa, es posible ingresar al nuevo estado de conciencia de Observación Interior, al que los orientales denominaron pratiahara, según el ordenamiento de Patanjali. Este término suele definirse de una manera exageradamente simplista por los comentaristas como “introspección interior sin percepción sensoria”. Realmente pratiahara posee implicancias que los mismos estudiosos desconocen, pues la mayoría aún no logra entender su esencia, esto es, la ausencia de todo contenido mental.