Quien opte por la Observación exterior como trampolín para lograr la posterior experiencia No-dual, ha de activar los sentidos físicos y desconectar el sentido egoico. No debe interpretar mentalmente lo que conoce ni interpretar mentalmente sus contenidos interiores; ha de descubrir que los únicos contenidos válidos por conocer forman parte del mundo exterior que está aconteciendo: edificios, montañas, cuerpos físicos de toda índole, etcétera. Los contenidos más comunes que pueblan el mundo externo deben ser percibidos con los sentidos físicos. La unidad primaria, en el ámbito epistemológico de la Observación exterior, se denomina Exín. La unificación de Sujeto y Objetos mientras se está “fuera” Totalizando da nacimiento a una nueva unidad cognitiva denominada Exín.
Una mente común logra la unificación de manera intermitente. Se sitúa sin distancia respecto a los Objetos externos y, al instante siguiente, otra vez aparece con distancia. Pasa cíclicamente de la franja Pasado-Futuro Particularizante al Presente Totalizante. La momentánea permanencia en la franja Totalizante del Presente, es una característica fundamental del estado de Observación exterior.
La intermitencia de la franja Pasado-Futuro, como acto de Particularización, se intercepta con el limitante de Causalidad; y cada vez que el individuo se sumerge en su memoria e interpreta como real el mundo de “nombres” y “formas” que presencia, crea encadenamiento de futuro y genera karma.
En conclusión: se ha de desconectar inicialmente el sentido egoico y todos los contenidos asociados a la memoria. Simultáneamente, es necesario Totalizar la percepción y reconocer la fusión de Sujeto y Objeto, en forma de Exín, como único ente válido que conoce lo que acontece mientras se percibe el mundo exterior.