Estudiante: Durante una de mis prácticas meditativas accedí a un estado cuya belleza me es imposible describir con palabras. Mi conciencia se disgregó y se hallaba por toda la sala en donde me encontraba. Una conciencia vibrante y libre, viva y luminosa, un estado de gracia y gozo como nunca jamás había experimentado… Como siempre, las palabras no alcanzan a narrar lo que experimenté, simplemente alcanzan a apuntar vagamente la Realidad. Las palabras son pobres reflejos de algo mucho mayor que solo puede ser vivido. Desde tu sabiduría, tu pedagogía y tu experiencia me facilitaste y ayudaste a poder acceder a este estado y por esto quiero expresarte mi más sincero agradecimiento.
Sesha: Convierte dicha experiencia en punto de referencia de las restantes prácticas. Ahora ya sabes a ciencia cierta que la práctica meditativa es un universo de bienaventuranza que se deshoja en el infinito.
Estudiante: ¿Es necesario partir del estado de Observación para acceder a atisbos de no-dualidad?
Sesha: No es necesario partir de la Observación para alcanzar la no-dualidad. La práctica meditativa puede lograrse partiendo desde cualquier otro estado de conciencia, incluso desde el sueño.
En verdad no es que se llegue o se alcance la no-dualidad. Cuando vas de un sitio a otro no alcanzas un nuevo espacio, pues el espacio es un continuo. La no-dualidad es una forma de cognición que respira latente, como aun el sol que no se ve brilla en la noche tras la geometría de la tierra. Así, la no-dualidad siempre planea como base de toda percepción consciente, incluso de aquella en donde está inmerso el «yo».