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La Naturaleza de la Inindagabilidad

La Inindagabilidad tiene múltiples matices; a veces segmenta el tacto, el oído, la vista y por un instante vamos dentro. Pero hay instantes donde la Inindagabilidad es tan profunda que los sentidos se cortan, que literalmente dentro todo se apaga, y entonces se es espectador de una inmensa masa vacía, totalmente homogénea, sin frontera ni límites en los bordes, no posee horizonte, es completamente estable, profundamente pétrea y es tal la petreidad que pareciera que es hierro, acero, pareciera una piedra negra de pizarra pintada, negra, oscura, firme pero profundamente vital.

La sensación de vitalidad que hay en esa ausencia de contenidos mentales es tan asombrosa que arroba, tan asombrosa que permite la continuidad de la propia percepción, la retroalimenta constantemente, es como quien se deleita en la belleza, y así, basados en la razón y proporción de las cosas podemos gozar de aquello que es bello. De esta manera gozamos la intensidad, la firmeza, la estabilidad de la ausencia de fronteras y de límites de todo lo que opera allí en la propia Vacuidad, y llegará un momento que cuando digo regresen no quieran, y podrían estar, horas, días, años, es más, podrían morir allí porque ello es más vivo que vivir, es más vital que vivir. Así es de fuerte esa circunstancia en algunos momentos.

Localizar al Perceptor en una parte del Campo desde esa perspectiva, desde ese juego, desde esa intensidad es una maravilla, y no estamos hablando aun de Concentración No-dual, hablamos de un influjo en donde el Perceptor ocupa básicamente una parte del Campo de percepción, un influjo donde los sentidos se desconectan y uno se queda estremecido en la interioridad de un lugar oscuro e ilimitado, hasta allí son los alcances de la propia Concentración, y estando allí, no se quiere salir nunca, porque la fuerza de vida que ello promete, la fuerza de vida que ello educe es tan intensa que no tiene parangón con ninguna cosa que ustedes hayan experimentado.

La capacidad de ver al Perceptor en un lugar del Campo se da cuando logramos la Concentración interna o la Vacuidad. Después llega un punto donde aparece la Nadidad como un influjo de infinito donde el Perceptor no se diferencia de ella. Es como caer eternamente de un lugar muy alto en un abismo, y entonces aparece el dinamismo de un movimiento que no genera sentido de límites, es un dinamismo sin viento, sin esfuerzo, pero totalmente activo y lleno de vida, y siempre se esta cayendo en la Nada, siempre hay Nadidad por todas partes, pero no se sabe si se cae o se sube. Se va en todas las direcciones, los sentidos están completamente desconectados; es como una barca que está en el agua en una noche totalmente oscura, y no se escucha nada, ni el rozamiento de la barca con el agua, ni se nota el viento ni tampoco las olas. Ese rango de quietud, ese rango de profundidad en la percepción, ese rango de limpieza permite que el Perceptor fácilmente no se localice en ningún lugar del Campo.

*Extracto del Internado de meditación impartido por Sesha en Torrent (Valencia) en agosto de 2022. Transcrito por Marisa Ramírez y Jesús Escola y adaptado por Ane Uriarte