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La memoria no solamente fija información

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Sesha: Anteriormente concluimos la diferencia del Presente respecto a los acontecimientos que fluyen en él.

Estudiante: Efectivamente.

Sesha: Tú logras, mediante el uso de los sentidos extender tu campo de cognición hacia el mundo externo. Puedes reconocer, por ejemplo, lo que ocurre en este salón. Los acontecimientos que aquí se suceden fluyen formando parte del Presente que experimentas. Además, no haces esfuerzo alguno para conocerlos.

Eres ahora mismo observador consciente de innumerables eventos, mientras simultáneamente eres consciente de ti mismo.

Mientras te mantengas en la actitud de ser perceptor impasible de lo que acontece, es decir, mientras no induzcas interpretación mental de lo conocido, no tendrás otra opción que ser parte del indiferenciado mundo que “fluye” en el Presente. Si permaneces atento a los acontecimientos que van apareciendo de manera espontánea, todo tu sistema permanece como observador no limitante de esos hechos. ¿Puedes acaso permanecer en esta actitud libre de esfuerzo, manteniendo tu sistema de conocimiento como simple observador, sin crear interpretación mental de “nombre” y “forma”?

Estudiante: Lo intento. Continuamente aparecen pensamientos que enturbian mi mente y, a través de los cuales, obligatoriamente interpreto el mundo que aparece frente a mí. Es extraño: cuanto más busco estar atento a los acontecimientos que fluyen en el Presente, sin delimitarlos mediante “nombre” y “forma”, más pensamientos aparecen. A medida que pasa el tiempo noto cómo la mente se recrea con imágenes de realidades diferentes a las que están ocurriendo. ¡Esto es terrible, la mente es una vorágine de ideas pretéritas o futuras que se eslabonan en todo momento ocultando el real acontecer que sucede!

Sesha: Interiormente, ¿aparecen imágenes o también sonidos? Nota si las imágenes interiores, con las cuales te recreas, son parte del Presente que está aconteciendo.

Estudiante: También surgen sonidos. Me oigo hablar, digo palabras en mi interior, inclusive por momentos canto, me lleno de silencio y luego de bulla. Fundamentalmente son imágenes y sonidos interiores que nacen de mi mente e impiden momentáneamente reconocer lo que se sucede en el Presente interior. Este mundo que nace sin que yo desee darle vida, existe solo en mi mente. La memoria aparece una y otra vez ante mí en completo desorden. Lo que percibo no son sucesos del Presente, todos ellos son parte de un pasado que no controlo o proyecciones de un futuro incierto.

Sesha: ¿Dónde nacen todos los acontecimientos que no hacen parte del Presente?

Estudiante: Pues de mí, de mi mente. Es mi mente quien los recupera de la región de memoria asociada al pasado.

Sesha: ¿Qué inteligencia dirige que en ti nazca un tipo especial de recuerdo, sea sonido o imagen? ¿O simplemente ocurre ello al azar?

Estudiante: Ha de haber alguien o algo que dirija de manera inteligente el proceso de recordar, pues de no ser así aparecerían imágenes o sonidos de cualquier momento de mi vida o, incluso, podrían aparecer cosas completamente olvidadas. Sin embargo, no conozco la razón ni el mecanismo por el cual los recuerdos crean prioridades o secuencias específicas de aparición.

Sesha: ¿De qué parte de tu mente afloran imágenes y sonidos?

Estudiante: Supongo que de la actividad denominada memoria.

Sesha: ¿Supones?

Estudiante: Es que no lo sé con seguridad.

Sesha: Mientras estás ocupado evocando, los acontecimientos que fluyen en tu Presente se ausentan a tal punto que tu apreciación se diluye momentáneamente. ¿Entiendes mi afirmación? ¿Reconoces tu impotencia y tu imposibilidad de experimentar el fluir de los contenidos propios del Presente a causa de la evocación voluntaria o involuntaria de los contenidos de tu memoria?

Estudiante: Sí, lo reconozco. ¡Simplemente no puedo hacer algo por evitarlo!

Sesha: Eres la muestra típica de cómo puede el Presente desconocerse, ocultado por el propio caos de la mente. Tu mente está ocupada continuamente en todo tipo de evocaciones incontroladas. Permaneces en tal desorden que te es más fácil advertir la apreciación del pasado que la presencia natural del Presente. Aparte de evocar contenidos, ¿notas cualquier otra condición que limite el fluir espontáneo de los sucesos que fluyen en el Presente?

Estudiante: No. Aparte de los recuerdos no reconozco ninguna otra condición que impida a los contenidos que se suceden hacer parte continua del Presente.

Sesha: ¿Qué observas ahora?

Estudiante: A ti y al ambiente cercano que te rodea.

Sesha: Describe el ambiente cercano que me rodea.

Estudiante: Suelo de madera, techos altos, ventanas amplias y cortinas blancas…

Sesha: Escoge cualquier elemento que hayas definido y especifícalo.

Estudiante: Definiré el suelo: parece madera de pino, es de color claro, tiene muchos nudos y está colocada en pequeños rectángulos de variadas dimensiones.

Sesha: Siempre defines un elemento usando otros. A una parte del ambiente intentas definirlo como suelo hecho de madera. A su vez, la madera la asocias con el pino. Si te pidiera definir a qué te refieres con madera de pino, usarías nuevos vocablos que a su vez se definirían con otros nuevos; así hasta conformar un círculo vicioso. ¿Sabes qué es común a todos los vocablos con los que intentas definir aquello que percibes y que interpretas con tu mente?

Estudiante: ¡Que existen!

Sesha: Eso se sobreentiende. Asumimos de hecho que tu, el ambiente y yo existimos y podemos ser conocidos. Aparte de las apreciaciones mencionadas, ¿qué otras son comunes a todo lo dicho?

Estudiante: No lo sé.

Sesha: Lo común a cualquier Objeto conocido es “nombre” y “forma”. Basta que interpretes mentalmente y definas cualquier Objeto que resida en el Presente para que le sea asignado “nombre” y “forma”. Interpretar los contenidos existentes en el Presente definiéndolos mentalmente mediante conceptos ya aprendidos -como madera, nudos, pino, etcétera- crea de inmediato una franja o región delimitada de realidad que, aunque forma parte del Presente indiferenciado, se advierte diferenciada.

La memoria no solamente fija información; además, provee la posibilidad de evocarla. Esta doble faceta de la memoria disecciona el Presente y convierte el acontecimiento que se está sucediendo en acontecimiento sucedido. Aparte de “nombre” y “forma”, ¿reconoces algún otro hecho que sea universal a la percepción del ambiente que te rodea?

Estudiante: No, no encuentro otro acto generalizado común a todo acontecimiento.

Sesha: ¿Me observas?

Estudiante: Por supuesto.

Sesha: ¿Quién me observa?

Estudiante: Yo, yo lo observo.

Sesha: ¿A quién observas?

Estudiante: A ti.

Sesha: ¿Quién define cada uno de los conceptos del ambiente que me rodea?

Estudiante: Yo. ¡Ah, entiendo! A toda percepción le es común no solamente “nombre” y “forma”, sino también el Sujeto que conoce y el Objeto conocido. La apreciación dual de Sujeto y Objeto es común a toda definición mental, a todo juicio que se realice de cualquier entidad del universo que nos rodea.

Sesha: Efectivamente; pero el Sujeto, como tal, no es un ente aislado. El Sujeto es la sensación de apropiación de todos los contenidos mentales.

Estudiante: No entendí la afirmación respecto al Sujeto como sentido de apropiación de los contenidos mentales. ¿De cuáles contenidos mentales?

Sesha: De los contenidos que conforman la memoria. El ego es la sensación de localización y apropiación de los contenidos residentes en la memoria. No existe un Sujeto independiente de cualquier contenido; por ejemplo: tristeza, alegría, deseo, inquietud, etcétera. El Presente se fracciona mediante “nombre” y “forma”, o mediante Sujeto y Objeto. El fraccionamiento “Causal” del Presente produce la franja Pasado-Futuro.

La diferenciación de Objeto y Sujeto crea la sensación psicológica de separatividad, de distancia, de espacio. Por ello la sensación espacial es común a todos los entes que interpretan mentalmente el mundo tal y como lo haces.

¿Reconoces otro factor que induzca diferenciación a tu Presente?

Estudiante: Según el orden de ideas previo, creo que el Futuro, entendido como el “provecho” que dimana de la acción que está sucediéndose, crea un nuevo factor de limitancia entre la realidad No-dual y la apreciación dual.

Sesha: Así como el fuego induce, al mismo tiempo y por su propia naturaleza, calor y brillo, así también, por causalidad respecto al pasado, emerge el futuro. El Sujeto, al experimentar el mundo, induce sensación de “provecho” por la acción que ejecuta; así entonces, el “fruto por la acción” proyecta el aún inexistente futuro. Este futuro, que goza de poseer naturaleza virtual, algún día se convertirá en acontecimiento que se está sucediendo, para ser nuevamente experimentado con “nombre” y “forma”. Ello, sumado a la diferenciación “Espacial” proveniente del distanciamiento entre Sujeto y Objeto, hacen de la experiencia de la vida un ciclo sin fin, un círculo vicioso que origina la reiterada condición de nacimiento y muerte de los seres sometidos al Karma1.

Estudiante: Pero, ¿cómo se rompe la cadena de causa y efecto kármico? ¿Qué sentido tiene la vida cuando ella misma se convierte en el obstáculo a la propia libertad?

Sesha: ¿Quién está encadenado?

Estudiante: Yo.

Sesha: Percíbete sin conceptualización alguna de “nombre” y “forma”, sin sensación de ser ni Sujeto ni Objeto encadenado, y notarás cómo tu “yo” es tan inexistente y falto de sentido de realidad como la misma pregunta que formulas. Reconócete como experimentador del Presente, permanece allí sin esfuerzo egoico y concluirás que el “yo” posee idéntica realidad a la del hijo de una mujer estéril. Crees que tu “yo” existe, pues supones que un día no lo hará y el terror a dejar de “ser algo” lo proyectas hacia la equívoca apreciación de que necesitarás existir en un futuro próximo.

1El ciclo ininterrumpido de nacimiento y muerte a causa del acontecer kármico se denomina Samsara.