Estudiante:¿Podrías explicar la insustancialidad de la voluntad?
Sesha: La voluntad es el aspecto más determinante del «yo». El «yo» se expresa a través de la actividad volitiva. Si retiras de la acción el impulso volitivo podrás deshacer el «yo». Por ello insinuamos en el Karma Yoga que al realizar la acción sin apetencia de fruto ni sentido personalista logras la realización del dharma.
Evidentemente el «yo» es un truco; lo podemos ejemplificar como el hijo de una mujer estéril. El «yo» se define mientras te recuerdas; más allá de este instante, al no pensarlo, no se plantea su existencia. El «yo» no es la conciencia, actividad continua que otorga sentido de saber. El «yo» es tan verdaderamente falso como falsamente verdadero; es una maravillosa mentira.
Estudiante: Comentas que «Toda acción puede ser realizada con dharma, y esto nos puede precipitar a la no-dualidad»; esto es, puede ser realizada sin apetencia de fruto ni sentido de yoidad y en oportunidad de lugar y tiempo, pero sigo sin comprender el concepto de dharma; actuar del modo antes indicado, idealmente debería servir para puentear nuestros propios condicionamientos personales —samskaras y vasanas— y, con ello, actuar en libertad, pues no se hace lo que uno condicionadamente quiere sino lo que debe, porque así lo demanda la situación, ¿no? ¿Acaso es posible actuar de esa forma despersonalizada? ¿La sombra de los condicionamientos personales no cubre y direcciona siempre las acciones?
Sesha: Debes entender que el «yo» es nuestro mayor samskara, el hábito mayormente arraigado en nuestra mente. Su realidad existe por simple refuerzo de supervivencia. El dharma provee una manera diferente de acercarse y relacionarse entre el samskara que produce el nacimiento del «yo» y los restantes pensamientos. La forma de cercanía que provee es tanto la desidentificación de ambos mientras la acción es completamente presencial como la permanencia de la atención siendo la base esencial de todo lo conocido.