La información es tan solo potencialidad de existencia. De igual forma que las partículas subatómicas pueden ser planteadas como realidades probabilísticas, su conformación estructural puede ser estudiada como potencialidad de existencia, es decir, como información.
El concepto “información” es una maravillosa herramienta que permite el análisis de entidades probabilísticas y no probabilísticas. Nuestro cerebro trabaja bajo principios eléctricos y magnéticos por lo que, finalmente, cualquier evento percibido es interpretado por la mente-cerebro como información captada y analizada por él.
Es extraño redefinir la cognición y pasar de asumir que las cosas poseen un color a afirmar que lo que poseen es información que puede ser interpretada por el cerebro como color; que el sonido de la música es tan solo información que la mente-cerebro interpreta como vibración agradable y armónica. Igualmente, parecería extraño asumir que un recuerdo no es más que el sentimiento actualizado de la información previa registrada en la memoria. La materia y la energía son, simplemente, información en acto o información en potencia, respectivamente; la energía es potencialidad de acción, la materia es energía en acto. Es decir, el universo, en la extensión de cualquiera de sus atributos, puede definirse como “conformación de información”. Tiempo, espacio, masa y voltaje, variables esenciales de todo lo existente, pueden interpretarse como información conexa o inconexa con potencialidad o no de expresión. El futuro mismo es información que sobrevendrá; el espacio es información que contiene información; la masa es tan solo información contenida en forma de energía; el voltaje es potencialidad eléctrica de información. Así, a la luz de la información, cualquier evento o cualquier idea puede interpretarse como conformada, precisamente, por información.