¿Quién actúa y pone en movimiento al mundo? No lo hace nadie, es tan solo la inercia misma del proceso kármico. El movimiento que ves es similar al que opera en un sueño en donde el mundo aparece y desaparece noche tras noche. Mientras interpretes al mundo con la apreciación de yoidad instaurada en la mente, notarás a cada elemento individual de forma cambiante y luchando siempre por alcanzar la perfección. Cuando interpretes al mundo sin el sentido de “yo” en la mente, verás a cada elemento en ningún lugar en especial, pero haciendo parte de todos los demás.
¿En qué instante la No-dualidad asumió en tu mente visos de individualidad? En el mismo momento en que te ves a ti mismo pensando. Cuando pensaste en algo y lo conceptualizaste mentalmente, utilizando el sentido de apropiación de tus recuerdos, la naturaleza se vio irremediablemente impelida a crear un nexo entre tú y la consecuencia de tus actos. La naturaleza compensa tu pensar introduciendo el encadenamiento entre causa y efecto. Pensar asociado a un “yo”, aunque es un acto real, no es un acto de libertad. Por ello, la naturaleza restaura su integridad con un mecanismo que le provea nuevamente equilibrio; dicho mecanismo se denomina karma.
¿Por qué el individuo muestra trazas de permanencia en el tiempo? El sentido de “yo” que provee tu mente no es estable. Crees que posee un único “yo”, pero él va cambiando a medida que tu experiencia obtiene provecho. Puedes decir que la humanidad ha permanecido a través de los siglos creando historia, pero nunca podrás afirmar que la humanidad ha mantenido los mismos rasgos siglo tras siglo, ni siquiera mes tras mes. De igual forma, el concepto “yo” que manejas permanece siempre, pero su contenido varía a cada instante. No hay un “yo” que permanezca en el tiempo, él tan sólo es un concepto genérico que usas como fuente de apropiación de la experiencia. Tiempo y espacio enmarcan una actividad que delimita tu experiencia y fundamenta el sentido de dualidad que tu mente experimenta.