Estudiante: Tuve una experiencia en un seminario hace unos meses. Recuerdo un estado interior en el que todo era sagrado. ¿Cómo lo explicarías? Es como si todo, incluso lo intangible, fuera sagrado, como piedras preciosas. No me atrevía a tocar nada. La belleza de lo simple discurría en todas las cosas.
Sesha: A esa condición esencial mental que empieza a nacer mediante la aparición del discernimiento, de viveka, le llamamos chit, Conciencia. Pero ella se transforma también, sin dejar de ser chit, en ananda, Bienaventuranza. Entonces deviene el concepto de la importancia de las cosas, de lo sagrado de ellas. La exaltación que deviene no es la devoción que la gente entiende por tal, porque no es el culto a algo ni a alguien, sino que es el culto a lo sagrado mismo. La devoción permite detectar Prema, el amor supremo. Prema es esa condición de lo sagrado cuando se expresa a través del Amor. Es la expresión que se tiene hacia el conocimiento puro, es la expresión de afecto que se entrega al guru, al maestro. En Oriente la devoción es sagrada porque es la expresión viva de la Libertad. Dicha sensación provee el contacto de unicidad con Aquello. Esa comprensión que deviene a través del Amor se llama Prema, y a quien la ha desarrollado le denominamos bhakta, devoto.
Prema, el Amor supremo, es la base esencial de la devoción y de la relación con el guru. Por ello Occidente no sabe qué es la devoción, no tiene la más pálida idea de su naturaleza esencial. Sabe lo que es el comercio psicológico, el comercio emocional, eso lo conoce, pero la devoción es algo que sus mentes no entienden aún. Entregar la acción a los pies de Dios o a los pies del maestro es visto como debilidad. Pero, ¿de qué otra forma se puede reaccionar ante la vida si no es con devoción y entrega a cada cosa?