No existe una No-dualidad, ni varias. La No-dualidad no es “algo” único ni múltiple, ni la suma de varias No-dualidades.
Por este motivo el Advaita no posee una apreciación teológica monista, dualista o panteísta. El Advaita es, simplemente: Advaita, esto es, No-dual.
Los atributos que generalmente se dan en Occidente a Dios como fuente del universo entero son Omnipresencia, Omnidifuso, Eterno, Infinito, Absoluto, etcétera, calificativos situados más allá de toda apreciación mental. Son proyecciones ininteligibles de nuestra cotidianidad.
El concepto occidental de la divinidad está maltratado. Existe la morbosa tendencia a manipularlo de forma personal. Puede ser amor infinito y hermandad plena para, que, al momento siguiente, sea la causa vengadora que justifica arremeter contra el prójimo. Al igual que otras religiones, promete la eternidad de la cena de los justos o la felicidad tras la muerte si se cumple con sus mandatos.
La miseria mental humana es prolija en convertir lo sagrado en vulgar. El egoísmo de la mente es tan poderoso que se embebe de dogma y de ritual, en vez de posarse en el apacible mundo del silencio interior. La humanidad juega a ser espiritual. Cientos de pseudo gurus inundan las librerías de todo el mundo educando a miles de ignorantes en el provecho de “la vida futura”, los “poderes paranormales” y la “mágica presencia de los maestros invisibles y superiores”.
El ser humano no vuelca su mirada hacia sí mismo. Presupone que la verdad está en cualquier otro menos en él. ¿Qué puede perder si busca al perceptor final que opera en él? ¿Por qué saltar al cangurismo espiritual, cuando el Sujeto mismo es la suma de todo lo cognoscible?
Así como al prender una lámpara se conjugan el calor, el brillo y la luminosidad, de igual forma la experiencia de cualquier aspecto de la No-dualidad inunda todas las demás características. Vislumbrar un aspecto de la No-dualidad lleva consigo el reconocimiento del resto de sus cualidades participativas.
La entidad No-dual es aquella que puede ser definida exclusivamente por sí misma. Tal es el caso de lo Absoluto, lo Infinito, el Eterno, la Conciencia, el Presente, la Seidad, la Bienaventuranza, etcétera.
Sin embargo, las caracterizaciones de la No-dualidad no pueden ser experimentadas de manera independiente las unas de las otras. El vestigio de cualquiera de ellas irrumpe con el resto de todas. Por esta razón, la experiencia de la supraconciencia o Samadhi es el mayor Svadharma1 que pueda atribuirse el ser humano.
A causa de esto el sistema Advaita adopta el término No-dual, queriendo con ello indicar la ausencia de oposición dialéctica que impide definir la naturaleza primera de todas las cosas.
De igual manera que el infinito no es la suma de todos los números, la No-dualidad no es la suma de todas las apreciaciones mentales sobre la No-dualidad que de ella tengamos. La No-dualidad se esconde a Sí misma tanto tiempo como el perceptor juegue como ente individual a encontrarla. La No-dualidad implica no-diferenciación. La apreciación de un Sujeto independiente de la cognición determina una cognición dual.
1 Deber personal. Es la principal tarea personal a la que debe abocarse cualquier ser humano.