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¿La frontera entre tú y el mundo existe?

Sesha: ¿Queda claro que tus sentidos físicos reconocen la delimitación del campo de percepción que ocupan los contenidos del mundo físico externo?

Estudiante: Sí, es claro.

Sesha: El Sujeto, mientras está “fuera”, suele localizarse como parte del mundo externo. Los sentidos físicos del agente diferencian el espacio ocupado por el Sujeto del espacio ocupado por lo que no es Sujeto.

Estudiante: Soy consciente de mí mismo en mí mismo. Me localizo en todo ambiente respecto a aquello que creo soy, ya sea físico o mental.

Sesha: Eso es lógico. ¿Has notado que la sensación de ser Sujeto se advierte como un hecho constante? ¿Recuerdas algún momento de tu vida realmente feliz?

Estudiante: Sí, por supuesto.

Sesha: Recuerda cómo la euforia propia del estado expandía tus límites personales.

Estudiante: Tal vez te refieres a que la exaltación del momento me hacía sentir más cerca de todas las cosas; es como rozar personas, animales y todo objeto animado o inanimado.

Sesha: Efectivamente. Intenta recordar ahora un momento álgido y doloroso. ¿Cómo son los límites que la propia identidad egoica maneja en ese momento respecto al mundo?

Estudiante: En verdad es muy diferente la experiencia de la alegría a la tristeza. Mientras estoy feliz pareciera perderme en todas las cosas; cuando en cambio he vivido la tristeza, parezco encerrado en un sitio interior donde el mundo pareciera más distante que nunca y la barrera que me relaciona con él fuese más fuerte e impenetrable.

Sesha: Estando triste y encerrado en ti mismo ¿el mundo externo desaparece?

Estudiante: No, por supuesto que no. Simplemente, el dolor me distancia psicológicamente de todas las cosas, pero ello no desdice la realidad del mundo externo.

Sesha: ¿Cuál es la barrera que, mientras surge el dolor, te separa del mundo y que, cuando aparece la alegría, pareciera no existir?

Estudiante: No había pensado en ello.

Sesha: En ambos casos existes como un “yo” que experimenta las sensaciones.

Estudiante: Sí, por supuesto.

Sesha: Haz memoria de cuando eras plenamente feliz. ¿La frontera entre tú y el mundo existe? ¿Es sólida?

Estudiante: No, no es sólida. No puedo afirmar que es inexistente, pero no, no es sólida.

Sesha: Cuando en tu mente ronda la tristeza, ¿es sólida la frontera psicológica que te distancia del mundo?

Estudiante: Si, es mucho más sólida.

Sesha: En cambio una gran alegría exalta e impide la identificación del Sujeto consigo mismo o con cualquier otro contenido interno. La ausencia de identificación egoica momentánea lanza al Sujeto “fuera” de la frontera sensoria, donde se Totaliza la percepción. La alegría te proyecta, situándote en una esfera de realidad externa a tus propios sentidos. No es que tu , como ente egoico, salgas de ti mismo y vayas a otro lugar, no; simplemente la frontera varía, el Sujeto se ve proyectado a través de los sentidos y más allá de ellos. El campo de cognición crece, incluyéndote a ti y a los Objetos; en ese instante la distancia del conocedor respecto a cualquier contenido del campo tiende a ser nula.

El dolor genera un sesgo de identificación con el mundo interior, te localizas y afianzas respecto a la experiencia aflictiva creando una brecha de distancia entre tú y el mundo que te rodea. Así entonces, Particularizas la percepción, estás “fuera”, los Objetos aparecen a la distancia.