Estudiante: Vivimos en permanente dualidad, ¿existe la posibilidad de salir de ella?
Sesha: No, de ella no se sale, es que ella no existe. ¿Cómo puedes salir de un sueño? ¿Cómo puede el personaje que está haciendo parte del sueño salir de él? ¿Acaso esperas que cuando salga del sueño siga siendo alguien? En esencia el soñador no existe por sí mismo, razón por la cual no perdura al despertar. El soñador existe gracias a que en el sueño es producto de la memoria, es solo recuerdos organizados bajo leyes propias. Igualmente en vigilia no hay quien se libere, no hay alguien que esté realmente aprisionado. Simplemente se convive con la cárcel de los propios recuerdos. En la medida que procesamos información mentalmente allegamos sentido egoico. Pero más allá de este proceso dialéctico no existimos teñidos de yoidad, no hay nadie que perdure, no hay nadie encarcelado, nadie requiere liberarse.
¿Cuándo sabes que estás en el mundo dual? En el mundo dual todo cambia, la experiencia de la percepción es impermanente: sujeto y objeto varían constantemente. Todo aquello que conoces cambia; todo se percibe en movimiento; todo adquiere sentido de evolución y nace y muere; todo aquello que se transforma hace parte de la dualidad. La dualidad no tiene sustento en sí misma.
Uno de los cimientos que vislumbras en la dualidad es el acto mismo de la conciencia, otro la actividad misma del amor. Estas dos condiciones, ya sea la conciencia y el amor, son inindagables. Es decir, no poseen comienzo ni fin, no se las puede segmentar, no se las puede observar como objetos de alguien que desee conocerlas. Esto es, Amar es ser amor, y Concienciar es ser conocimiento. La presencia yoica activa en el instante que se conoce y cuando se ama, aborta la opción de saltar a un tipo de percepción diferente a la dual.